TERRORISMO, ¿CONSENSO O INTERÉS NACIONAL?/Terrorism: Consensus or national interest?

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La interdependencia mundial se ha visto reflejada también en la actividad terrorista que tanto peso ha adquirido hoy día en el desarrollo de las relaciones internacionales. La lucha por el poder, el choque de distintas potencias por determinados intereses, y el control de los recursos naturales son fines que podrían estar justificando ciertas actividades que no para todos son siempre terroristas.

 

INTRODUCIÓN

El terrorismo ha sido una actividad que asedia a la población desde hace mucho tiempo. La violencia terrorista, ya en el último cuarto del siglo XIX, adquirió importantes cuotas. Desde entonces, el terrorismo, nacional e internacional, acompañó los procesos de cambio político, económico e ideológico que experimentó la Sociedad Internacional en ese momento. Numerosos fueron los intentos encaminados a la conceptualización del término “terrorismo”. Sin embargo, todas las definiciones que desde la Conferencia de Varsovia de 1927 se dieron siempre fueron consideradas incompletas, poco explícitas.

Ya en el siglo XXI, los atentados yihadistas del 11 de septiembre del año 2001 provocaron que el terrorismo se entendiese en términos, ya no internacionales, sino globales, extendiéndose una misma amenaza terrorista por toda la Comunidad Internacional. Ante esto, la necesidad de definir y precisar qué es la actividad terrorista se hizo inminente, y los Estados introdujeron en su lista de “grupos terroristas” a aquellos entes por los que veían su seguridad nacional afectada.

 Sin embargo, aún no se ha llegado a un acuerdo sobre la definición del concepto “terrorismo”, lo que ha provocado que no todos los entes hayan sido percibidos del mismo modo por los diferentes actores de la Comunidad.

La tregua en Siria, iniciada el pasado 27 de febrero y auspiciada por Estados Unidos y Rusia- líderes internacionales de los dos principales bandos que participan en la contienda-, dejó de lado a los considerados por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como grupos terroristas. En efecto, estos actores sí podrían ser blanco de ataques perpetrados por los participantes en el alto al fuego.

            Por tanto, aunque son muchas las problemáticas acaecidas a tenor de la indefinición de “terrorismo”, y dejando al margen de este análisis a las FARC, las ELN, y otros grupos que, si bien son considerados como terroristas por la mayoría de la Comunidad, se mantienen más alejados de la controversia actual, este análisis se centrará en aquellos entes y aquellos actores que hacen relevante, en los últimos tiempos, el relacionar “terrorismo” con “interés político” en un contexto bélico.

El interés político, entendido como la ambición de poder en la actual sociedad internacional que va más allá de las fronteras estatales, sigue siendo el motor que mueve a los gobiernos de los que, tradicionalmente, han sido considerados potencias o hegemones regionales e, incluso, mundiales.

can-stock-photo_csp23255237APROXIMACIONES A LA DEFINICIÓN

Han sido las medidas antiterroristas las que se han acercado a una concepción más aunada del terrorismo, sin llegar a dar una definición cerrada, concisa y definitiva. El Comité Contra el Terrorismo de Naciones Unidas, que se estableció en septiembre de 2001, ha tipificado una serie de actuaciones como «actividades terroristas a combatir por los Estados Miembros», a tenor de la resolución 1373 (2001) del Consejo de Seguridad. Sin embargo, la indefinición, curiosamente, ha vuelto a mostrar la bipolaridad de la Sociedad Internacional, mostrando una clara división en la concepción del terrorismo a tenor de los intereses de los ya clásicos bloques de la, según dicen, ya pasada Guerra Fría.

 Así, Estados Unidos y la Unión Europea se aproximan mucho en sus respectivas concepciones de la actividad terrorista. Ambos condenan prácticamente a los mismos entes, situándolos como grupos terroristas.

Sin embargo, Rusia siempre se ha mostrado más autónoma a la hora de calificar como organización terrorista a determinados actores que cometían acciones armadas. Por su parte, los países árabes también se han mostrado divididos en esta calificación- siguiendo la división religiosa que les caracteriza y atendiendo al sistema religioso que quieren implantar en las zonas en las que se desarrollan las distintas contiendas: Libia, Siria, Yemen, Afganistán, Palestina, entre otros-.

África y América Latina han visto cómo los principales grupos armados que luchaban por la autodeterminación, o incluso redes de crimen organizado, han evolucionado adquiriendo tintes terroristas. Sin embargo, no todos estos grupos mantienen el mismo estatus por la Comunidad Internacional.

CONCLUSIÓN

En definitiva, en términos políticos el terrorismo carece de una definición aunada dada la clara relación de éste con los intereses nacionales de los Estados que tienen que definirlo. En efecto, Estados Unidos y Europa, entendidos como “Occidente”, mantienen unas premisas comunes con unos intereses similares que hacen que su respectiva seguridad se vea amenazada por los mismos riesgos. En este punto podemos distinguir dos Europas: la más próxima a las directrices americanas y, por ende, bajo el manto de la OTAN; y la Europa más cercana a Rusia que, en la mayor parte de los casos se corresponde con la antigua “Europa Soviética”. Históricamente los intereses rusos han sido la contraposición de “Occidente”, y esto, hoy, provoca un choque en el ámbito de la delimitación de la actividad terrorista.

Por su parte, el mundo árabe siempre ha presentado la misma rivalidad entre las dos principales ramas del Islam. Esto se ha hecho evidente, también en la determinación de los grupos terroristas, y en la clasificación de los mismos como tales, o como meros entes políticos. Esto explica, por ejemplo, el estatus de Hezbollah, organización de origen chií que cada vez es más recogida como grupo terrorista por las estrategias de seguridad de distintos países, no solo árabes, pero que, en contraposición, es considerado como actor político para estados tradicionalmente chiíes o aliados, como Rusia. El tradicional debate en torno a la OLP, la relación entre Hamás y quienes reconocen a Palestina, y la reciente controversia en torno a los kurdos y su Partido de los Trabajadores (PKK) o los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK) han evidenciado, de nuevo, las rivalidades político- religiosas de la zona, y han posicionado a las principales potencias mundiales en torno a dichos bandos.

No obstante, la situación se ha complicado. Los intereses políticos y religiosos se han visto superados por la creciente amenaza del Estado Islámico, organización terrorista de ideología suní que ha provocado que, tanto Estados Unidos como Rusia se posicionen, en su contra, en un mismo bando. Bando al que, por cierto, pertenece Irán, clásico rival de Israel- protegido por el manto estadounidense-  así como el paradigmático Hezbollah- considerado grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.

 Y es que en un escenario en el que la seguridad nacional está en juego, la red en el que se entretejen las relaciones de amigo- enemigo se aproximan a la máxima por la que ante un mismo enemigo todos somos amigos. Por eso, la actuación político-internacional de un Estado, en base a su interés nacional y/o regional (valga el caso europeo), se encuentra más cómoda sin un marco teórico, lo que explica la NO definición de algo tan extendido como el término «terrorismo».


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Global interdependence has also been reflected in the terrorist activity. It has gained so much weight in the development of international relations. The struggle for power, the clash of different powers in order to obtain certain interests, and control of natural resources are aims that might be justifying certain activities that are not always terrorist activities for all countries.

INTRODUCTION

The terrorism has been an activity that has besieged the population for a long time. In the last quarter of the nineteenth century, the terrorism acquired significant levels.
Since then, national and international terrorism has accompanied political, economic and ideological transformation processes experienced by the International Society.

There have been many attempts to conceptualize the term of «terrorism.» However, all the definitions that have been given since the Warsaw Conference 1927 have always been considered incomplete and inexplicit.

The jihadist attacks of the 11 September 2001 provoked an understanding of terrorism in global terms, not international, due to the same terrorist threat is extending throughout the International Community. Given this background, the need of a definition and clarification for the terrorist activity become imminent. The States introduced in their list of «terrorist groups» those entities that posed as a threat to their national security. Nevertheless, it has not reached an agreement for the definition of “terrorism» yet.

The truce in Syria, which began on February 27th, was sponsored by US and Russia – international leaders of the two main sides involved in the battle-. That put aside entities considered by the United Nations Security Council as terrorist groups. Indeed, these actors could be the target of attacks by the participants in the ceasefire.

Therefore, although there are many problems under the fuzziness of «terrorism», leaving aside FARC, ELN, and other groups that are kept away from the current controversy, this analysis is focused on entities and actors which are relevant in recent times.  These are the ones who link «terrorism» with «political interest» in a conflict context.

Political interest, which is understood as the ambition of power in the current international society that goes beyond state borders, remains the engine that drives governments which have traditionally been considered powers or regional or worldwide “hegemons”.

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APPROACHES TO THE DEFINITION

Counter- terrorism measures have approached to a coupled terrorism conception. The Counter-Terrorism Committee of the United Nations, which was established in September 2001, has criminalized a series of actions as «combat terrorist activities by Member States», pursuant to resolution 1373 (2001) of the Security Council.
However, the lack of definition, curiously, has again shown the bipolarity of the International Society. It shows a clear division in the conception of terrorism under the interests of the classic blocks from bygone Cold War.

The United States and the European Union are very close in their conceptions of terrorist activity. Both condemn virtually the same entities: they position them as terrorist groups.

However, Russia has been more independent when it comes to qualify as a terrorist organization to certain actors who committed armed actions. Meanwhile, Arab countries have shown themselves also divided in this rating- just following the religious division that characterizes them, conditioned by the religious system that they want to implement in areas where different races are developed: Syria, Yemen, Afghanistan, Libya, Palestine, among others-.

 Africa and Latin America have seen how the main armed groups that were fighting for self-determination or organized crime networks have evolved. They have acquired terrorists’ dyes. But not all of these groups maintain the same status by the International Community.

CONCLUSION

In short, in political terms, terrorism lacks a definition given the clear relationship of this with the national interests of the States which need to define it. Indeed, the United States and Europe, which are understood as «the West», maintain common premises with similar interests. Their respective security is threatened by the same risks. At this point we can distinguish two «Europes»: the closest to American guidelines and, therefore, under the cover of NATO; and the nearest to Russia that, in most cases corresponds to the former «Soviet» Europe. Russian interests have historically been the opposition of «the West». Today, it causes a clash in the area of the definition of terrorist activity.

The Arab world has always presented the same rivalry between the two main branches of Islam. This has become evident in the determination of terrorist groups, and around the classification as such or as mere political entities. This explains, for example, the status of Hezbollah. It is an organization of Shiite origin that is increasingly collected as a terrorist group by security strategies in different countries, not only Arabs. But, in contrast, it is regarded as a political actor for traditionally Shiite allies such as Russia states. The traditional debate on the PLO, the relationship between Hamas and who recognize Palestine and the recent controversy surrounding the Kurds and his Workers Party (PKK) or Freedom Falcons of Kurdistan (TAK) have shown again, the religious political rivalries in the area. They have positioned the major world powers around these factions.

However, the situation has been complicated. Political and religious interests have been overcome by the growing threat of Islamic State. It is a Sunni terrorist organization and it has caused that United States and Russia are positioned on the same side, against IS. Incidentally, Iran belongs to this side. Iran is a classic rival of Israel- darling of the United Stated-. Hezbollah, which is considered a terrorist group by the US and the European Union, is in this side too.

Yet the truth is that in a scenario in which national security is at stake , the network in which relationships are interwoven friend-enemy, are approaching nearer to the maximum for which at the same enemy we are friends. Therefore, the political and international action of a State, which are based on its national interest and / or regional (I take as an example the European case), is more comfortable without a theoretical framework, which explains the non– definition of something as widespread as term «terrorism.»

PATRICIA JURADO DE LA SANTA

1 thought on “TERRORISMO, ¿CONSENSO O INTERÉS NACIONAL?/Terrorism: Consensus or national interest?

  1. El planteamiento, es muy correcto, y estoy de acuerdo en muchos aspectos, se podría incluso hablar de la teoría de la HERRADURA, en donde ambos extremos DERECHA e IZQUIERDA están muy cercanos. Pero ESPECÍFICAMENTE, el terrorismo LATINOAMERICANO tenía otros fines, MUCHOS TENÍAN QUE BER CON LO POLITICO, instaurar su enfoque POLITICO, en base a acciones de TERROR, en ARGENTINA los denominaron DELINCUENTES SUBVERSIVOS, la OLP si bien realizó al IGUAL que él IRÁ concretaron ataques en el exterior de sus fronteras, tenían otros intereses. Las FARC, se transformaron en NARCOTRAFICANTES y SECUESTRADORES.
    Pero DAESH, tiene una vertiente RELIGIOSA, pero desformada del CORAN, una guerra ASCENTRAL Engre SUNITAS y CHIITAS, como lo mencionaste.
    Pero su cuestión primaria es la DOMINACIÓN de OCCIDENTE, y esto viene de años con las cuestiones HISTÓRICAS de las COLONIAS, y antes de ello las famosas CRUZADAS.
    Que RUSIA y EEUU se una CONTRA DAESH, no me sorprende, que se alíen con IRÁN menos.
    Puedo recordar que en el SOGLO XX EEUU protagonizó una cuestión llamada IRAN-CONTRAS. Trafico de drogas por armas – NORIEGA –
    Hay muchos intereses, desde cuestiones de ventas de armas, hidrocarburos, y otros intereses, que se deberían estudiar primero separados y detenidamente, para luego realizar un mosaico informativo. Y producir una INTELIGENCIA correcta. Además deberíamos conocer cuál es por PARTE de algunos PAÍSES que ya económicamente son bastante poderosos, como así en armamentos, además de RUSIA, EEUU, como es KOREA o CHINA, su cuestión de INTELIGENCIA ESTRATÉGICA.
    Es mi humilde OPINION, y solo con tener informaciones de FUENTES ABIERTAS.

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