KAZAJISTÁN Y EL INCIPIENTE RADICALISMO ISLÁMICO EN LAS ANTIGUAS REPÚBLICAS SOVIÉTICAS/ Kazakhstan and the incipient radical Islamism in the old Soviet Republics

2016052309170532623El ataque de Aktobe a principios de junio, que resultó con la vida de 20 personas, ha sido el mayor drama que ha sufrido Kazajistán desde su independencia en 1991. El presidente del país, Nazarbayev, declaró que los autores del atentado habían sido milicianos salafistas, reivindicado por el grupo radical Ejército de Liberación de Kazajistán. Más tarde se comprobaría que los atacantes actuaban en nombre del Daesh, impulsados por el llamamiento a la violencia para el mes de Ramadán.

Kazajistán es foco de radicalización e interés de expansión para grupos radicales salafistas, como el Daesh, grupo que ha recibido unos 300 milicianos de nacionalidad kazaja. El país posee una población salafista amplia (al menos 15.000 personas) en una población de unos 18 millones, 70% musulmana. El 6 de junio, las autoridades del país acordaron subir el nivel de alerta terrorista a nivel amarillo –moderado-, durante 40 días. Esta situación le preocupa especialmente a Rusia, que sufre una mayor aceptación por parte de su población hacia el Daesh y advierte un posible brote radical en las antiguas repúblicas soviéticas que puede imitar al fenómeno que se dio en Oriente Medio y norte de África de las Primaveras Árabes. Según el presidente del Instituto de Países de Oriente Próximo, “se trata de un escenario de la primavera en Asia Meridional, su estrategia consiste en destruir la república como Estado y parar los suministros de combustible a China».

Además de la inestabilidad política que está empezando a sufrir, el país sobrevive a una profunda crisis económica tras la caída de precios del petróleo, recurso del que depende especialmente, aunque está llevando medidas extraordinarias para salir de esa falta. Además, su cercana adhesión a la OMC está ayudando al crecimiento de su PIB.

Para reducir estos problemas, Kazajistán busca ser el pionero en la lucha contra el terrorismo y extremismo internacional en su región y ha lanzado nuevas iniciativas económicas a través de una serie de cooperaciones abriéndose hacia África, con Senegal, y reforzando sus lazos con China.

La llegada al gobierno de cualquiera de estos grupos “liberacionistas” radicales y el derrocamiento del Gobierno actual puede suponer un problema para Rusia y sus aliados. Kazajistán se encuentra en una posición estratégica muy próxima a China, Rusia, Europa y el sur de Asia, funcionando de esta forma como eslabón de unión, pero también de recepción de inestabilidades de la zona. El conflicto en Ucrania, así como los de los países limítrofes con las antiguas repúblicas soviéticas (Afganistán, Pakistán…), están trasladando nuevos problemas a países en tensión política y económica (como Nagorno-Karabaj o esta última, Kazajistán), que hace peligrar aún más la frontera sur de Rusia y la frontera asiática con la expansión de islamismos radicales promovidos por Daesh o Al Qaeda.


map_kazahstanThe Aktobe attack in early June, which resulted in the lives of 20 people, has been the biggest drama that has suffered Kazakhstan since its independence in 1991. The country’s president, Nazarbayev, stated that the perpetrators had been Salafist militants and their crime was claimed by the Liberation Army Kazakhstan radical group. Later, it would prove that the attackers were acting on behalf of Daesh, driven by the call to violence for the month of Ramadan.

Kazakhstan is on the focus of radicalization and expansion of radical Salafist groups, such as Daesh, a group that has received about 300 militants of Kazakh nationality. The country has a large Salafi population (at least 15,000 people) in a population of about 18 million, 70% Muslim. On June 6, the country’s authorities agreed to raise the terror alert level to yellow level -moderate- for 40 days. This situation is concerned particularly to Russia, which suffers a greater acceptance by its citizens to Daesh and warns about a possible radical outbreak in the former Soviet republics that can mimic the phenomenon that occurred in the Middle East and North Africa with the Arab Spring. According to the president of the Institute of Middle Eastern countries, «there is a stage of spring in South Asia, its strategy is to destroy the republic as a state and stop the fuel of supplies from China».

In addition to the political instability that is starting to suffer, the country survives a deep economic crisis after the collapse of oil prices, from which the country is particularly dependent, but is carrying out extraordinary measures. In addition, its close adherence to the WTO is helping the growth of its GDP.

To reduce these problems, Kazakhstan aims to be the pioneer in the fight against terrorism and international extremism in the region and has launched new economic initiatives through a series of partnerships opening to Africa, Senegal, and strengthening its ties with China.

The arrival to the government of any of these «liberationist» radical groups and the overthrow of the current government can be a problem for Russia and its allies. Kazakhstan is in a strategic position very close to China, Russia, Europe and South Asia, functioning as a link, but also receiving instabilities from the area. The conflict in Ukraine, as well as those of the countries bordering the former Soviet republics (Afghanistan, Pakistan …), are moving new problems to countries in political and economic pressure (as Nagorno-Karabakh or Kazakhstan), which endangers even the southern border of Russia and the Asian border with the expansion of radical Islamism promoted by Daesh or Al Qaeda.

MARTA GARCÍA OUTÓN

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