Hezbollah ha sido la última evidencia de la “Guerra Fría” que vive Oriente Medio en la lucha por la hegemonía de la región. En efecto, los países del Golfo, liderados por Arabia Saudí, han declarado a Hezbollah como grupo terrorista. Por su parte, Irán ha criticado dicha denominación y ha reafirmado su apoyo a la organización. Dada la situación actual siria y el papel que ocupa Hezbollah en el mismo, apoyando a Al- Assad, la declaración del CCG no es sino un acto simbólico que acorrala a los enemigos saudís. Pero, ¿qué hay detrás de todo esto?
A priori, se podría decir que estamos, de nuevo, ante un conflicto religioso, suníes versus chiíes. Sin embargo, esta no es sino la fórmula, ya clásica, utilizada por los actores principales de la región para enmascarar lo que realmente es una lucha por el control de la zona. Un control político y económico que, en una zona rica en recursos naturales, gas y petróleo, es esencial para el cada vez más imposible equilibrio regional e, incuso, para la hegemonía de una sociedad internacional multipolar.
En este contexto, Hezbollah ha sido un actor clave en los sucesos acaecidos en las últimas décadas en Oriente Medio. Y así lo sigue siendo en el conflicto sirio que acontece en la actualidad. Colaborando con el ejército de Al- Assad, Hezbollah ha avanzado por el territorio sirio convirtiéndose en un grupo rebelde más de los que participan en las distintas contiendas.
En este marco, y atendiendo al alto al fuego que se inició el pasado sábado 27 de febrero, el considerar a Hezbollah como grupo terrorista permite a países con participación e intereses directos en siria atacar de manera directa e inminente al grupo, dificultando así su avance. Teniendo en cuenta, además, de que Hezbollah es un claro aliado del gobierno sirio y que su avance supone un triunfo frente a los rebeldes, parece claro que la consideración de grupo terrorista supondrá un duro golpe para Al- Assad, evidenciando de nuevo Arabia Saudí su hegemonía en la zona.
Sin embargo, este acto, considerado por la opinión pública y expertos internacionales como acto simbólico, tendrá a medio plazo efectos claros, que evidenciarán, aún más, la rivalidad entre Irán y Arabia Saudí. Una rivalidad que está provocando el posicionamiento de los países de la región, dificultando así el equilibrio efectivo en una zona en la que parece que nunca llegará la paz.
Hezbollah has been the latest evidence about “Cold War” that The Middle East is living for regional hegemony. Indeed, Hezbolla has been declared “terrorist group” by the Gulf States. They are leading by Saudi Arabia. For its part, Iran has criticized that name and it has reaffirmed its support to the organization. Given the current Syrian situation and the role that Hezbollah occupies in it (Hezbollah is supporting Al Assad) , the GCC statement is a symbolic act to round up the Saudis enemies.
At first, it could say that we are, again, faced with a religious conflict, Sunni Muslims against Shia Muslims. However, this is the classic formula used by the main actors in the region with the intention of masking that it is a struggle for control of the area. That control is a political and economic control in a rich area: it has natural resources, oil and gas. Both control is essential to the impossible regional balance and to the hegemony of a multipolar international society too
In this context, Hezbollah has been a key player in the events that have taken place in recent decades in the Middle East. Now, it is an important part of Syrian conflict. Collaborating with the army of Al- Assad, Hezbollah has advanced by Syrian territory, and it becomes a rebel group that is involved in the struggle.
In order to the ceasefire, that began on Saturday 27th February, to consider Hezbollah as a terrorist group allows countries, with direct interests in Syrian, to attack direct and imminent the group. It is hindering their progress. Considering also that Hezbollah is an ally of the Syrian government and its progress are a victory over the rebels, it seems clear that consideration of terrorist group will deal a heavy blow to Al Assad. It demonstrates that Saudi Arabia has the hegemony in the area. However, this has been considered by public opinion and international experts as a symbolic act. It will have clear medium-term effects, which become apparent, even more, the rivalry between Iran and Saudi Arabia. This rivalry is causing that countries in the region have to take position themselves. This hinders effective balance in an area where it seems that peace will never come.
PATRICIA JURADO DE LA SANTA
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