Según las fuentes consultadas es muy probable que a fecha de hoy unos 25.000 combatientes extranjeros hayan viajado al campo de batalla para alistarse con grupos terroristas islamistas, incluyendo al menos 4.500 occidentales. La afluencia de combatientes extranjeros que acuden a Siria e Iraq a luchar con el estado islámico es un fenómeno que preocupa a los países eeuropeos que se esfuerzan sin conseguirlo en eliminar sus caballos de Troya.
Las políticas de integración y antiradicalización parecen no funcionar ante un flujo constante de combatientes de se unen al Daesh procedentes de Europa, combatientes que en muchos casos acaban volviendo y representan una amenaza para el país anfitrión. Además, la fuerte presencia en la redes sociales de estos radicales fomenta la captación de adeptos y combatientes que en la mayoría de los casos se sienten atraídos por un falso ideal cargado de promesas y aventuras, que al llegar al destino se desvanecen como el humo y muestran su cara mas desgarradora.
La perdida de posiciones estratégicas en algunas ciudades fundamentales en territorio sirie e iraquí, la deserción de muchos combatientes y los ataque a sus fuentes de financiación son vistas por la comunidad internacional como una debilidad creciente del Daesh, pero cuidado, pese a este optimismo emergente no debemos olvidar que tienen infraestructura y medios para atentar en cualquier país de Europa con unas altísimas probabilidades de éxito.
Precisamente a la mencionada carencia en la financiación podría atribuirse que a principios del mes de Marzo los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad de algunos Gobiernos occidentales obtuvieran un listado con nombres y datos de combatientes extranjeros del Daesh, previsiblemente vendidos por un desertor terrorista. Esos datos contendrían, entre otros muchos más, información sensible de personas occidentales que actualmente intentan unirse o se han unido al Daesh y también los que han regresado a sus países de origen y sus instrucciones e intenciones.
Para el siguiente Análisis se han tomado como muestra 14 países Europeos.
Un gran numero de combatientes del Daesh salieron de países europeos para luchar en Siria e Iraq, la cifra ha ido en aumento desde finales de 2015 y con un crecimiento del 200 por 100 entre 2013 y 2015. Los datos son estimativos aunque coincidentes según varias fuentes consultadas.
Francia y Bélgica, sobre todo esta última, destacan por el numero de combatientes que han ido a luchar con Daesh, las siguen Alemania y Reino Unido. Si analizamos la población musulmana que vive en estos países obtenemos, en el caso de Francia y Bélgica, una relación directa entre el alto numero de combatientes y el tanto por ciento de población musulmana.
Los combatientes que regresan crean un problema grave para la seguridad de los países Europeos, están entrenados y con experiencia en el uso de material bélico. Las medidas propuestas para paliar esta amenaza consisten en la prisión preventiva, retirada de pasaportes o la revocación de la ciudadanía, estas medidas tendentes a la radicalización, no resultan efectivas al 100%, pues no existe una monitorización real de los regresados, desconociendo qué han hecho en los países que han visitado. Esto choca con las leyes y muchas veces con la opinión pública y con las respectivas oposiciones de los gobiernos de turno.
Además al no existir una inteligencia Europea que monitorice estos movimientos, muchos combatientes buscan vías alternativas de entrada y salida del país en conflicto, no siendo detectados. Por otro lado, que no existan fronteras en Europa y el recelo natural de compartir información entre los servicios de inteligencia hace que los terroristas puedan pasar inadvertidos. Se estima que alrededor de un 20 % de los combatientes que abandonan el país de origen encuentran la muerte combatiendo.
A raíz de los atentados terroristas de París, los ministros de asuntos exteriores mantuvieron un debate sobre nuevas medidas para combatir el terrorismo conviniendo que era preciso mejorar el intercambio de información en materia de seguridad con los países socios, reforzar la cooperación con los países árabes y mediterráneos y redoblar esfuerzos para hacer frente a los conflictos y crisis abiertos. Hasta el momento no ha dado sus frutos. Los últimos acontecimientos vividos en Bélgica nos muestran que la información no es bien utilizada y que los conflictos y crisis siguen abiertos.
ROBERTO MATEOS
Asesor y Director de Seguridad con más de 20 años de experiencia en el sector de la seguridad.