HACIA UN ISLAM DEMOCRÁTICO EN TÚNEZ/ Towards a Democratic Islam in Tunisia

1463840590_492412_1463852680_noticia_normal_recorte1El 22 de mayo se celebró en Túnez el X Congreso Nacional del Partido Ennahda (Movimiento del Renacimiento), a pesar de las existentes fuertes amenazas wahabitas hacia esta nueva fuerza política, la principal en el Parlamento desde la caída de Ben Alí. Desde hace tiempo, la población esgrime pancartas de esperanza y apoyo al partido que piden “libertad, trabajo y justicia social”, en ese orden, para un país de prometedor futuro, pero aún encerrado en problemáticas económicas y con necesidades de cambio.

En el Congreso se presentó su base ideológica fundamental como partido, la cual encabeza su propuesta de reforma política: la separación de las actividades religiosas de las políticas para que Túnez sea un país realmente civil, aunque se siga definiendo bajo la fe musulmana. Además, se habló del fomento del papel de la mujer, de la promoción de los derechos humanos y del problema del fanatismo religioso y la necesidad de la defensa del país y de la región. Tras la financiación de este evento se encuentra el país británico, lo que demuestra el apoyo anglosajón a la dirección política de este partido y a sus vinculaciones ideológicas.

A pesar de estas cláusulas que dividen la predicación de la política, el partido Ennahda no renuncia a su esencia islámica y seguirá vinculada a la interpretación de esta fe realizada por los Hermanos Musulmanes; es decir, su propuesta no es que Túnez se vuelva un país laico, sino que viva sus responsabilidades políticas separadas de su predicación de fe. Este sentido correctivo, pero no tan desviado, hay que entenderlo mirando a quien encabeza este partido político reformista. Rached Ghannouchi fue quien participó en el intento de golpe de estado islamista en 1987 después de haber predicado en Sudán en apoyo a Osama Bin Laden.

La iniciativa del partido Ennahda presentada el día 22 no fue condenada por el actual presidente de Túnez, Beji Caid Essebi, lo que demuestra que tanto a nivel interior como a nivel exterior (viendo las ayudas extranjeras), se sigue apostando porque los Hermanos Musulmanes rijan política e ideológicamente el país. No obstante, Ennahda se presenta a sí mismo como el modelo político reformador en el mundo musulmán: rompiendo con el “islam político” para hacer posible un “islam democrático”.

Las próximas elecciones serán en el 2017, pero las medidas que Rached Ghannouchi pretende implantar en el país son revolucionarias y ambiciosas, que lejos de su pragmatismo, para su cumplimiento, va a necesitar mucho más esfuerzo e implicación popular, sobretodo ante los desafíos a los que se enfrenta con un país vecino en conflicto. No obstante, Túnez ilumina el camino hacia un islam democrático después del fallido intento en Turquía y Egipto.


Ghanuchi-reelegido-islamistas-moderados-Tunez_EDIIMA20160523_0122_4On May 22, it was celebrated in Tunisia the X National Congress of the Ennahda Party (Renaissance Movement), despite strong Wahhabi existing threats to this new political force, the main in the Parliament since the fall of Ben Ali. For some time, people brandished banners of hope and support for the party calling for «liberty, work and social justice», in that order, for a country with a promising future, but still locked in economic weaknesses and needs of change.

In the Congress was presented the fundamental ideological basis of the party: the separation of the religious activities from the politics to guide Tunisia as a truly civil country, although it continues under the definition of the Muslim faith. In addition, there was talk about promoting the role of the women, the promotion of the human rights and the problem of the religious fanaticism and the need to defend the country and the region from that. Behind of the funding of this event it was the British country, which demonstrates that the Anglo-Saxon country supports the political leadership of this party and its ideological linkages.

Despite these clauses that divide the preaching of politics, the Ennahda party does not renounce to its Islamic essence and it will continue linked to the interpretation of this faith by the Muslim Brotherhood; the proposal is not Tunisia to become a secular country, but to separate the political responsibilities from the preaching of the faith. This corrective sense, but not so wide, it must be understood by looking at who heads the reformist political party. Rached Ghannouchi was who participated in the Islamist coup attempt in 1987 after preaching in Sudan in support of Osama Bin Laden.

The initiative of the party Ennahda presented on 22 was not condemned by the current president of Tunisia, Beji Caid Essebi, and that demonstrates that, both internally and externally level (see foreign aid), the Muslim Brotherhood is still governing politically and ideologically the country. However, Ennahda presents itself as the political model reformer in the Muslim world: breaking the «political Islam» to make possible a «democratic Islam».

The next elections will be in 2017, but the measures which Rached Ghannouchi intends to implement in the country are revolutionary and ambitious, far from his pragmatism, for compliance, he will need much more effort and popular involvement, especially due to the challenges which is facing with a neighboring country in conflict. However, Tunisia illuminates the path toward a democratic Islam after the failed attempt in Turkey and Egypt.

MARTA Gª OUTÓN

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