Las elecciones keniatas, previstas para agosto 2017, ya se han cobrado sus primeras víctimas. Tras la convocatoria, por parte de la oposición, de sucesivas manifestaciones contra el Comité Electoral, que tuvieron lugar la pasada semana, tres han sido las víctimas resultantes en distintas ciudades del país. Ante la situación desbordada, la oposición- conocida como CORD por sus siglas en inglés- suspendió las manifestaciones, para darle una oportunidad al diálogo con el Gobierno de Uhuru Kenyatta.
Si bien es cierto que las elecciones en Kenia siempre se han visto precedidas por oleadas de violencia por alcanzar el poder, estas próximas elecciones pueden suponen un nuevo riesgo. Kenia se ha convertido en uno de los principales países africanos receptores de inversión extranjera. Además de haber fomentado su turismo en los últimos años, el capital externo cobra, cada vez, más peso en el país. Una oleada de violencia solo podría retrasar el crecimiento de este país. Un escenario de inestabilidad y conflictividad tan intensa no es el ideal para consagrar inversiones que traen consigo un capital considerable.
Según datos oficiales, el crecimiento del PIB keniata fue del 6,5% en 2015. En el país se ha desarrollado un sector empresarial privado muy destacable, y Nairobi se ha convertido en uno de los centros de negocio más importantes de todo África.
Por otra parte, el cierre de los campamentos de Kenia que albergan a más de 300000 refugiados somalíes, también están sembrando el caos del país. Aunque el cierre viene motivado, según el Presidente, por la seguridad estatal, la inestabilidad que este cierre puede causar preocupa a los estados colindantes, así como a las instituciones que directamente se ven afectados por el mismo. Además, Kenia prepara otro campo en Kalobeyei, con el objetivo de albergar a miles de sursudaneses.
Parece evidente entonces que el cierre de Dadaab no viene motivado por el rechazo de este país a la recepción de refugiados, sino por la seguridad que el gobierno de Kenia pretende dar al país. Al- Shabaab, principal lacra somalí, supone una amenaza directa para Kenia. Mantener un campo de refugiados somalíes de tan grandes dimensiones supone un peligro para la seguridad del país receptor, que ya ha sido víctima de los ataques terroristas de este grupo.
En definitiva, el gobierno de Kenia tiene que hacer frente a numerosos acontecimientos que convierten al país en un escenario cuya incertidumbre podría frenar el crecimiento económico que en los últimos años está viviendo, gracias a la inversión extranjera. A falta de más de un año para que se celebren nuevas elecciones, el gobierno ya tiene que hacer frente a importantes presiones que, sin duda, tienen su repercusión en la bolsa keniata. La dificultad que afronta este país viene motivada por las diversas fuentes de dichas presiones. La denuncia de la imparcialidad del Comité Electoral y las demandas recibidas contra el cierre de Dadaab han avivado las reivindicaciones de un país que no termina de asentar sus bases democráticas hacia el desarrollo.
Kenyan elections, which are scheduled for August 2017, have already claimed its first victims. The demonstrations, that have called by the opposition against the Electoral Committee, have claimed the lives of three persons. These took place last week. Given the situation, the opposition- it has known as CORD for its acronym in English- suspended the demonstrations, to give an opportunity for the dialogue with the Government of Uhuru Kenyatta.
Albeit the elections in Kenya have been preceded by waves of violence for power since the first democratic elections, the country has a new risk. Kenya has become one of the leading African countries that receives foreign investment. Besides the fact that it has increased its tourism in recent years, the foreign capital is increasingly in the country. A wave of violence could slow the growth of Kenya. A scenario of instability and conflict so intense is not ideal to enshrine investments that will bring considerable capital.
According to official data, Kenyan GDP growth was 6.5% in 2015. The country has developed a very remarkable private business sector. Nairobi has become one of the most important business centres throughout Africa.
Moreover, the closure of the Kenya camps, that are sheltering more than 300,000 Somali refugees, are also wreaking havoc in the country. Although the closure is motivated, according to the President, by state security, the instability that this closure may cause concern to the neighbouring states too. Furthermore, Kenya is preparing another field in Kalobeyei, with the aim of accommodating thousands of southerners.
It seems that the closure of Dadaab is not motivated by the refusal of this country to the reception of refugees. Kenyan government intends to give security to the country. Al Shabaab is the most important Somalis’ scourge. It poses a direct threat to Kenya. Maintaining a Somali refugee camp so large is dangerous for the security of the host country, which has already been the victim of the terrorist attacks of this group.
In short, the Kenyan government has to deal with events that make the country a scenario whose uncertainty could slow economic growth that in recent years is living, thanks to foreign investment. In the absence of more than a year for new elections, the government has to cope with significant pressures that undoubtedly have its impact on the Kenyan stock exchanges. This country faces a difficulty that is motivated by the different sources of these pressures. The complaint of the impartiality of the Electoral Committee and the complaints received against the closure of Dadaab has stimulated the claims of a country that fails to settle its democratic foundations to development.
PATRICIA JURADO DE LA SANTA
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