En las elecciones presidenciales de Perú celebradas el 5 de junio de este año podemos ver como de nuevo el pueblo peruano se ha resistido a la toma de poder de un miembro de la familia Fujimori, en este caso su hija Keiko. La victoria ha sido por la mínima, 41.800 votos, pero lo suficiente para que sea Pedro Pablo Kuczynski el nuevo presidente de Perú los próximos 5 años. Sin embargo, el periodo que tiene por delante no es nada sencillo, ya que en el Congreso es el partido de Fujimori, Fuerza Nueva, el que tiene mayoría absoluta, lo cual le va a generar enormes dificultades a la hora de gobernar.
Hasta hace apenas un mes la favorita para ganar las presidenciales era Fujimori, la cual arrasaba en las encuestas. Sin embargo, una serie de escándalos dentro de su partido y el éxito de Kuczynski al reunir a su favor todos los votos en contra del fujimorismo le han dado la victoria final.
El principal miedo de estas elecciones era si la victoria de Fujimori podría de nuevo convertirse en la dictadura tiraniza que instalaron desde 1990 hasta el año 2000 Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, donde convirtieron a Perú en el primer narcoestado de América Latina además de robar todo aquello que pudieran, motivos por los cuales ambos cumplen condena. Sumado a la violencia que utilizaron como medio para conseguirlo, conforman un ideario que Kuczynski ha sabido utilizar a su favor para evitar la victoria de la misma al igual que ya hizo el ahora expresidente Ollanta Humala.
A nivel regional podemos observar como es uno de los pocos gobiernos de izquierdas que aún sobreviven en el continente, aunque este es un caso muy particular debido a que ha resultado vencedor no porque fuera el candidato más convincente, sino porque ha explotado el punto débil de la familia Fujimori, los años de la dictadura. Los movimientos de izquierdas están perdiendo fuelle en todo el continente, y muchos de los que aún se mantienen no lo harán por mucho tiempo, por lo que el reto que le queda al nuevo presidente es el de cómo afrontar los nuevos cambios políticos que habrá en la región en los próximos meses, especialmente los casos de Brasil y Venezuela, y de si lograra mantener el crecimiento económico que lleva experimentando el país desde hace más de 10 años.
Just a month ago, the favourite candidate to win the presidential elections was Fujimori, which swept in the polls. However, a series of scandals within her party and the success of Kuczynski to gather all the votes against Fujimori in his favour gave him the final victory.
The main fear of these elections was if Fujimori’s victory could bring again the dictatorship that Alberto Fujimori and Vladimiro Montesinos installed between 1990 and the year 2000, when Peru became the first narco-State of Latin America, reasons for which both meet prison condemns. In addition to the violence used as a mean to achieve this, Kuczynski has been able to make up an ideology and use it in his favour to win, as the now former President Ollanta Humala did in the last elections.
At the regional level, we can observe that it is one of the few Governments on the left who still survive on the Mainland, although this is a very particular case since he has won, not because it was the most convincing candidate, but because it has exploited the weakness of the Fujimori’s family: the dictatorship. The left-wing movements are losing bellows across the continent and many of those who still exist will not do it for a long time, so the challenge for the new President will be how to face the new political changes expected in the region in the coming months, especially the cases of Brazil and Venezuela, and if it would keep the economic growth that has been experiencing the country for more than 10 years.
Jorge García Alonso de Celada
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