Túnez pasa por una crisis institucional que se viene gestando desde que el pasado 2 de junio el Presidente del país, Beji Caid Essebsi, propusiera la formación de un gobierno de unidad nacional para hacer frente a la situación. La oleada de acontecimientos que se han sucedido desde entonces han provocado la caída del que fuese primer ministro hasta hace tres días, Habib Essid, y la propuesta de un nuevo jefe de gobierno hoy mismo por parte del Presidente, con las críticas a las que ha conllevado. Todo ello en un contexto de estado de emergencia al que el país está sometido desde noviembre de 2015 y que se alargó el 19 de julio durante dos meses más.
Tras la propuesta del Presidente del 2 de junio, los cuatro partidos que forman la actual coalición de gobierno − Nidaá Tunis, Ennahda, Afek Tunis y la Unión Patriótica Libre− pidieron la dimisión de Habid Essid el 17 de junio alegando su incapacidad para avanzar en soluciones ante la situación económica del país, que permanece estancada y con mayores cifras de desempleo, y ante el auge del terrorismo que se ha saldado con tres grandes atentados durante el año 2015; el último siendo en noviembre y desde el cual Túnez permanece en estado de emergencia.
Essid mostró su negativa desde el principio y el 13 de julio pidió someterse a una moción de confianza ante la Asamblea de Representantes del Pueblo, coincidiendo con la firma del “Documento de Cartagena”, un plan con medidas socioeconómicas y de seguridad que supuso meses de negociación entre los partidos y que fue puesto en marcha a propuesta del Presidente. El Documento fue firmado ese mismo día por los cuatro partidos de la coalición, algunos partidos pequeños − Al Yumhuri, Al Masar, Al Mubádara y el Movimiento del Proyecto-Túnez−, la patronal (UTICA) y el principal sindicato nacional (UGTT); sin embargo, cuenta con la desaprobación de la izquierda representada por la coalición del Frente Popular, en el que se agrupan doce partidos.
Por su parte, Essid reafirmo su negativa ante la dimisión y el 20 de julio presentó la solicitud oficial de moción de confianza que, de acuerdo con el artículo 98 de la Constitución de 2014, ha de obtenerse por mayoría absoluta de la Asamblea de Representantes del Pueblo, es decir, por 109 diputados de los 217 que forman el pleno. No obstante, el artículo 80 sostiene que “en caso de peligro inminente que amenace a las instituciones, la seguridad de la nación o la independencia del país y obstaculice el buen funcionamiento de los poderes públicos, la Asamblea no puede ser disuelta (…) ni se puede presentar una moción de censura contra el gobierno (…)”. Finalmente, el 30 de julio la Asamblea votó a favor de la dimisión de Essid, quien solo obtuvo 3 votos a favor. Durante la sesión, a la que únicamente acudieron 191 diputados de los 217, 43 diputados no votaron, 27 se abstuvieron y 118 votaron en contra.
A día de hoy, Essebsi tiene un plazo de 10 días hasta el 8 de agosto para nombrar a un nuevo primer ministro− quien dispondría a su vez de un mes para formar un gobierno de unidad−, habiendo anunciado hoy mismo la propuesta del actual ministro de Asuntos Locales, Yusef Chahed, como tal. Sin embargo, tal propuesta está siendo especialmente polémica debido a la relación familiar del Presidente con éste, lo que ha levantado fuertes críticas por parte de la oposición, la cual denuncia que no se debe permitir que la transición política de Túnez caiga en manos del nepotismo. Por otro lado, la incertidumbre está en si los partidos que firmaron el Documento de Cartagena están dispuestos a votar a favor de la propuesta de Essebsi o si, por el contrario, tal y como permite la Constitución, éste se vería “en la necesidad” de nombrar al jefe de Gobierno por su cuenta si las circunstancias llegan a provocar una parálisis institucional en el país.
Following the proposal of the President, the four parties forming the current coalition government −Nidaa Tunis, Ennahda , Afek Tunis and the Patriotic Union Libre− demanded the resignation of Habib Essid on June 17 citing his inability to advance solutions to the economic situation, which remains stagnant and with higher unemployment rates, and to the rise of terrorism, which has resulted in three major attacks during 2015; the last being in November and from which Tunisia remains in a state of emergency.
Essid showed his refusal from the beginning and on July 13 ordered to undergo a confidence vote in the Assembly of People’s Representatives, coinciding with the signing of the «Document of Cartagena,» a plan with socioeconomic and security measures negotiated between the parties during months and which was launched at the proposal of the President. The document was signed the same day by the four coalition parties, some small parties −Al Yumhuri, Al Masar, Al Mubadara and Movement Project-Tunisia−, employers (UTICA) and the main national union (UGTT); however, it has the disapproval of the left, represented by the Popular Front coalition, in which twelve parties are grouped.
Meanwhile, Essid reaffirmed his refusal to resign and on July 20 presented the official request for a vote of confidence that, according to Article 98 of the Constitution of 2014 it has to be obtained by an absolute majority of the House of Representatives, this is by 109 deputies of the 217 that make up the whole. However, Article 80 states that » in case of an imminent danger threatening institutions, national security or independence of the country and that obstructs the proper functioning of public authorities, the Assembly cannot be dissolved (…) nor can there be a motion of censure against the government (…)”. Finally, on July 30 the Assembly voted for the resignation of Essid, who got only 3 votes in favour. During the session, which was attended by only 191 of the 217 deputies, 43 deputies did not vote, 27 abstained and 118 voted against.
Currently, Essebsi has a period of 10 days until 8 August to appoint a new prime minister who in turn would have a month to form a unity government, having announced today the proposal of the current minister of Local Affairs Yusef Chahed as such. However, such a proposal is being particularly controversial because of the familial relationship between the President and the latter, which has raised strong criticism from the opposition, who claims that the political transition in Tunisia should not fall into the hands of nepotism. On the other hand, there is uncertainty on whether the parties that signed the Cartagena Document are willing to vote in favour of the Essebsi’s proposal or, on the contrary, as it is permitted by the Constitution, Esssebsi would find himself “in the need” to appoint the head of Government by himself if circumstances come to provoke institutional paralysis in the country.
ALICIA PÉREZ GUIJARRO
1 thought on “CRISIS INSTITUCIONAL EN TÚNEZ/ Institutional Crisis in Tunisia”