El viernes 26 de agosto la Asamblea de Representantes del Pueblo de Túnez ha dado su voto de confianza con mayoría absoluta al nuevo Gobierno al frente del cual se encuentra Youssef Chahed. Éste fue propuesto como primer ministro por el Presidente Beji Caid Essebsi tras la votación a favor de la dimisión de Habib Essid el 20 de julio. El nombramiento de Youssef Chahed, perteneciente a uno de los partidos en el anterior gobierno −Nida Tunis− y que ocupaba el puesto de ministro de Asuntos Locales, no ha supuesto una gran sorpresa pese a que recibiese críticas por parte de la oposición por su supuesto parentesco con el Presidente.
Essebsi ha estado presionando para la formación de un nuevo gobierno de unidad desde el mes pasado con la intención de hacer frente a las amenazas en materia de seguridad, pero sobre todo a la coyuntura económica de una forma más efectiva. Chahed ha entrado en el gobierno afirmando que éstas serán sus prioridades y que el país ha de prepararse ante la implantación de un programa de austeridad para sobrevenir las dificultades económicas que atraviesa y acoplarse a las exigencias del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Precisamente la incapacidad para poner en marcha reformas esenciales ha sido lo que ha expulsado a Essid del gobierno: el desempleo ha aumentado desde la Revolución de 2011 y la situación que atraviesa toda la región ante el terrorismo yihadista ha provocado una severa caída en el sector turístico, con lo que ello implica para la economía del país.
El gobierno propuesto por Chahed, compuesto por 26 ministros y 14 secretarías de estado, ha mantenido a algunos entre los que destacan el de Interior, Defensa y Asuntos Exteriores y ha realizado algunos cambios que pasan por la inclusión de mujeres y ministros más jóvenes, así como representantes de la izquierda, sindicalistas e islamistas moderados. Se trata de un gabinete que pretende unidad y reforma, de tal manera que el propio Chahed sería el primer ministro tunecino más joven de la historia del país desde su independencia con Francia en 1956. El gobierno fue aprobado por mayoría absoluta en una sesión plenaria a la que acudieron 192 diputados de los 217, 165 votos a favor, 22 en contra y 5 abstenciones.
Túnez ha estado en una situación de incertidumbre política e institucional durante varios meses. El país en el que comenzó la Primavera Árabe ha estado en el punto de mira desde entonces por ser el único de los países en el que la democracia se ha hecho efectiva, estableciéndose como un modelo para la región. Sin embargo, las amenazas a la seguridad y la coyuntura económica han provocado tensiones políticas en el Gobierno y en la misma sociedad. La dimisión del anterior primer ministro, el nombramiento de Youssef Chahed y la aprobación de su gabinete demuestran que hay una intención de poner en marcha políticas de estado que saquen al país de la crisis y que existe un compromiso político entre todos los partidos para que ello prospere.
Essebsi has been pushing for the formation of a new unity government since last month with the intention of addressing the security threats but especially the economic situation in a more effective way. Chahed has entered the government stating that these are his priorities and that the country must prepare for the implementation of an austerity program to befall the economic difficulties and meet the demands of the World Bank and the International Monetary Fund. Precisely the inability to implement key reforms has been what has expelled Essid from government: unemployment has risen since the Revolution of 2011 and the situation in the entire region because of jihadist terrorism has caused a severe drop in tourism with strong implications to the economy.
The proposed Chahed government composed of 26 ministers and 14 secretaries of state has kept some including Interior, Defence and Foreign Affairs alongside making some changes that go through the inclusion of women and younger ministers, as well as representatives of the left, trade unionists and moderate Islamists. This is a cabinet that seeks unity and reform, so that Chahed himself would be the first youngest Tunisian minister of the country’s history since its independence from France in 1956. The government was approved by absolute majority in a plenary session attended by 192 of the 217 deputies with 165 votes in favour, 22 against and 5 abstentions.
Tunisia has been in a situation of political and institutional uncertainty for several months. The country where the Arab Spring began has been in the spotlight since it is the only country in which democracy has been effective, establishing itself as a model for the region. However, threats to security and the economic situation have led to political tensions in the government and in society itself. The resignation of the former Prime Minister, the appointment of Youssef Chahed and the approval of his cabinet show that there is an intention to implement state policies to pull the country out of the crisis and that there is a political commitment by all parties to this thrive.
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