Uzbekistán es una de las ex-repúblicas soviéticas más herméticas y su líder durante los últimos 25 años (1991), Islam Karimov, ha muerto inesperadamente esta semana, generando una serie de incógnitas acerca de la deriva que tomará la nación asiática.
Antes de pasar al análisis de la situación, es importante conocer las claves que hacen que este país sea tan importante a nivel geopolítico:
- Localización geográfica: Este país se encuentra en el corazón de Asia central y aunque no cuenta con salida al mar, está ubicado en el centro de las demás exrepúblicas (Kirguizistán, Kazajstán, Tayikistán, Afganistán y Turkmenistán), y es el único que tiene fronteras con todas ellas. Su posición en el centro de la conocida como “nueva ruta de la seda” es de gran importancia de cara al futuro desarrollo económico de la región.
- Relaciones: A pesar de ser una exrepública soviética, ha mantenido la distancia con la federación rusa y, aunque existe una gran relación económica (principal destino de exportaciones), nunca ha accedido a formar parte de la esfera de influencia de Rusia, llegando incluso a permitir el establecimiento de bases norteamericanas en su territorio (en Karshi-Hananabad, hasta 2005), aunque la relación con los EEUU pasa por un momento complicado. Así mismo, las relaciones históricas con sus vecinos tayikos y kirguizos son tensas debido a reclamaciones territoriales.
- Recursos: Uzbekistán tiene la séptima reserva de oro del mundo y cuenta con inmensas reservas de gas y petróleo, además de otros recursos muy demandados, como el uranio, que lo convierten en un país atractivo. A pesar de esta abundancia, Uzbekistán es un país relativamente pobre y de mercado cerrado.
- Estabilidad: Un prolongado gobierno de carácter autoritario, sumado a un control férreo del radicalismo islámico (en un país con un 90% de musulmanes) ha impedido que el fenómeno yihadista se extienda. Esta estabilidad es muy importante, dado que se trata del país más poblado de Asia central (29M) y el que posee el ejército más poderoso.
Uzbekistán se enfrenta en los siguientes meses a un proceso que puede cambiar el curso de la realidad en la región. Actualmente, todo parece indicar que la opción de la continuidad del sistema Karimov es la más viable (puesto que la oposición, tras años de persecución, es débil); Dentro de esta vía de continuidad, existe una dura competencia entre tres candidatos, debido a que Karimov no nombró un claro sucesor.
Para comprender la realidad uzbeca es necesario saber que, en la actualidad, la antigua estructura de clanes que regía la vida del país se ha trasladado a las más altas esferas, de modo que familias poderosas operan a nivel nacional. En la actualidad, el control de las fuerzas de seguridad está en manos, casi por completo, del clan de Taskent, mientras que los puestos de gobierno recaen en el clan de Samarcanda. Los candidatos, miembros de las más altas estructuras del estado, son:
- Shavkat Mirziyoyev: Vicepresidente de Uzbekistán, miembro del clan de Samarcanda (como Karimov), buen amigo de la familia y con fama de violento. Le ha sido encargado organizar el sepelio, lo que, en la tradición soviética remanente en todas las exrepúblicas, supone un paso hacia la sucesión en el cargo. Nada indica que Mirziyoyev vaya a cambiar el sistema Karimov.
- Rustam Inoyatov: Líder del consejo nacional de seguridad (SNB, agencia de inteligencia, heredera del KGB), una de las cabezas del clan de Taskent. No es ajeno a la dinámica represiva del régimen, siendo responsable de los bombardeos de Taskent en 1999. Su papel puede ser el de “facilitador” más que el de candidato, debido a su papel en la sombra y a su avanzada edad.
- Rustam Azimov: Ministro de finanzas, también miembro del clan de Taskent. Un tecnócrata, experto en finanzas y habitualmente encargado de mediar con el banco europeo para la reconstrucción y el desarrollo. Este candidato propiciaría la apertura política y económica de Uzbekistán, pero podría suponer un riesgo de cara a la seguridad interna del país.
Si Mirziyoyev no convence a Inoyatov, ya sea por rencillas internas o por miedo al poder del primero, existe la posibilidad de que Inoyatov decida apoyar a un candidato más “débil” (Azimov u otro, como Adham Ahmedbaev, el actual ministro de defensa) a fin de mantener una buena porción de poder sobre el país. Este escenario podría desembocar en un golpe de estado en apoyo de Azimov, que sería difícil de contrarrestar debido al control que ostenta el clan de Taskent sobre las fuerzas de seguridad. De todos modos, es muy probable que Inoyatov opte por equilibrar el poder de los clanes apoyando a Mirziyoyev.
Además de la “vía Karimov”, que sería la versión uzbeca del statu quo con ligeras variaciones, existe la posibilidad de que el ambiente de incertidumbre genere una oportunidad para que los grupos talibán afganos traspasen la frontera hacia la provincia de Surjandarin. Esto podría suponer la aparición de movimientos radicales islámicos que, de no ser controlados, podrían provocar serios problemas en la región, especialmente en los vecinos Kirguizistán y Tayikistán.
En definitiva, nos encontramos ante los siguientes escenarios, en orden de probabilidad:
- Mirziyoyev recibe el apoyo de Inoyatov y el clan de Taskent, es nombrado presidente y se mantiene el statu quo. Mirziyoyev propiciará un acercamiento de Uzbekistán a Rusia.
- Mirziyoyev no recibe el apoyo de Inoyatov y el clan de Taskent; Azimov es elegido presidente; los clanes de Samarcanda y Taskent se enfrentan y el país se parte en el apoyo a uno u otro candidato. Rusia apoya al clan de Samarcanda mientras que internamente el clan de Taskent tiene el poder sobre las fuerzas de seguridad.
- Mirziyoyev no recibe el apoyo de Inoyatov y el clan de Taskent; Azimov es elegido presidente y el clan de Samarcanda no se opone. Azimov comienza una serie de reformas que abren Uzbekistán a occidente.
- La incertidumbre se prolonga y los Talibán comienzan a generar problemas en el sur del país, lo que da lugar al comienzo de un incipiente movimiento de radicalización islámica que produce un efecto dominó en los países colindantes.
Sin tener en cuenta qué escenario se presente, parece que hay algunas constantes como que se producirá una apertura del país a Rusia y China o a Occidente, en mayor o menor medida, y que aumentará la inversión en defensa que, según los últimos datos disponibles (2003), había caído en picado desde la separación de la URRSS en 1991 (de un 3% del PIB a menos de un 0’6%).
Así mismo, si el liderazgo del próximo presidente de Uzbekistán no es fuerte o no se consolida rápido, es muy probable que la puerta del radicalismo islámico quede abierta y que el país sufra las consecuencias en forma de atentados y la aparición de una oposición religiosa violenta.
Por encima de todo, Uzbekistán necesitará un líder fuerte que sepa mantener la seguridad en la región.
Uzbekistan is one of the most hermetic soviet ex-republics and its leader during the last 25 years (from 1991), Islam Karimov, has died unexpectedly this week, generating a lot of issues about the country’s future way.
Before going into the situational analysis, it is important to know the keys that make this a really important country in the geopolitical scene:
- Location: This country is in the middle of Central Asia and, despite it hasn’t access to the sea, is in the centre of all the other soviet ex-republics (Kirgizstan, Tajikistan, Turkmenistan, Kazakhstan and Afghanistan), and it’s the only country which have borders in common with all. Its position in the middle of the route known as “the new silk route” is crucial in regards to the economic developing of the region.
- Relations: Despite being a soviet ex-republic, it has maintained a position against the Russian Federation, and even though their wealthy economic relation (main exportation client), it has never accepted being a part of the Russian influence sphere, even letting USA to build military bases in Uzbek territory (Karshi-Hananabad, until 2005), although the relation with USA is now in a complicated moment. Likewise, the historical relations with and between their Tadjik and Kirgiz neighbours have always been tense because of the territorial disagreements.
- Resources: Uzbekistan has the 7th gold reserve in the world and also has enormous oil and gas reserves, as well as other high-demanded resources as uranium, which make it be a really attractive country. Despite this wealth, Uzbekistan is a relatively poor country and has a closed market.
- Stability: A long term authoritarian government, added to a tough control of the Islamic radicalism (90% Muslim population) has frustrated the extension of the jihadist phenomenon. This stability is very important, because Uzbekistan is the most populous country (29M) and has the biggest army of Central Asia.
Uzbekistan will face the following months a process that may change the course of the reality in the region. At the moment, all seems to point to the continuity of the Karimov system as the most viable option (given that the opposition, after years of persecution, is too weak to be a problem); Inside this way of continuity, there is a hard competition between three candidates, due to Karimov didn’t designate any successor.
To understand the Uzbek reality is mandatory to know that, nowadays, the old clan structure that used to regulate the country’s life has emigrated to the highest spheres of power, so the powerful families now operate at wide-nation level. At present, the control over the security forces is in the hands of the Tashkent clan, while the Samarkand’s clan has the power over the government positions. The candidates, member of the highest state structures, are:
- Shavkat Mirziyoyev: Vicepresident of Uzbekistan, member of the clan of Samarkand (as Karimov), good friend of the presidential family and famous for being violent. He is responsible of organizing Karimov’s funeral what, in the remaining soviet tradition, means a step forward to inherit the charge. Nothing indicates that Mirziyoyev has the intention to change the Karimov system.
- Rustam Inoyatov: Leader of the National Security Council (SNB, intelligence agency, heir of the KGB), one of the leaders of the Tashkent clan. He is not ignorant to the regime’s repression, being personally responsible for the Tashkent bombing in 1999. Its role could be the kingmaker, more than a real candidate, due to his labour in the shadows and his old age.
- Rustam Azimov: Minister of Finance, also member of Tashkent’s clan. A technocrat, expert in economy and used to negotiate with the European bank for development and reconstruction. This candidate would favour the political and economic opening of Uzbekistan, but it would mean a risk for the internal security.
If Mirziyoyev doesn’t convince Inoyatov, due to internal fights or due to Inoyatov’s fear, it’s possible that Inoyatov decides to support another weaker candidate (as Azimov or Adham Ahmedbaev, the current Defense Minister) in order to keep a good portion of the power over the country. This scenario could end in a coup d’état in Azimov’s support, which would be hard to counter for Mirziyoyev because the Tashkent clan controls the security forces. Anyway, is very probable that Inoyatov opt for equilibrate the power between the clans supporting Mirziyoyev’s candidacy.
In addition to the “Karimov way”, which would be the Uzbek version of the “status quo” with little variations, is possible that the uncertainty atmosphere could generate an opportunity for the Afghan Taliban groups to go over the southern province of Surjandarin. This could mean the raise of radical Islamic movements that, if not controlled, could cause serious problems in the region, especially in the bordering countries: Kirgizstan and Tajikistan.
Definitely, we face the following scenarios, in order of probability:
- Mirziyoyev has Inoyatov’s and Tashkent clan support; he is named president and the status quo still. Mirziyoyev will favour an approaching to Russia.
- Uncertainty gets prolonged and the Taliban start to cause problems in the south of the country, that is the start of an incipient Islamic radicalization movement that produce a domino effect in the surrounding countries.
- Mirziyoyev hasn’t Inoyatov’s nor Tashkent clan support; Azimov is chosen as new president; clans of Samarkand and Tashkent start fighting each other and the country splits in the support for one or another candidate. Russia supports the clan of Samarkand while internally the Tashkent clan has the support of the security forces.
- Mirziyoyev hasn’t Inoyatov’s nor Tashkent clan support; Azimov is chosen as new president but the clan of Samarkand isn’t against him. Azimov starts a package of reforms that leave Uzbekistan to an opening (looking western).
Leaving out which scenario will finally be, it seems that there are a few constants as that it will be an opening of the country to Russia and China or to the Western, more or less intense, and that the public spending in defense will grow, even considering that it has been dramatically falling since the independence from the Soviet Union (1991), from 3% to less than 0’6%.
In the same way, if the leadership of the next president of Uzbekistan isn’t strong enough or doesn’t consolidate fast, is very probable that the door of the Islamic radicalization will remain opened and that the country will suffer the consequences in the shape of terrorist attacks and the rising of a violent religious opposition.
Overall, Uzbekistan needs a strong leader that must know how to maintain the security in the region.
FERNANDO LAMAS MORENO
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