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Tailandia, inmersa en una dictadura militar desde 2014, se enfrenta a la incertidumbre tras la muerte de su venerado y longevo rey, Bhumibol Adulyadej.
Los retos estratégicos a los que Tailandia ha de enfrentarse en los siguientes años son tanto internos como externos. A nivel interno, el país tiene por delante la complicada tarea de reinstaurar la democracia (aunque con amplios poderes militares), luchar contra los extremistas islámicos de la región sur, fronteriza con la musulmana Malasia, y seguir desarrollando la infraestructura turística del país, que hoy por hoy supone más de un 10% de su economía.
A nivel externo, Tailandia está en la región conocida como “collar de perlas”, en el centro de la proyectada “nueva ruta de la seda”, que podría ser la mayor ruta comercial de la historia. Tailandia pretende construir un canal (similar a los de Suez o Panamá) en el istmo de Kra para hacer la competencia al estrecho de Malaca como principal ruta de paso para cargueros, ahorrando hasta 1200Km a los barcos que siguen esta “nueva ruta de la seda”. Esta situación sitúa a Tailandia en medio de una lucha por la supremacía económica entre superpotencias en una región muy delicada, y el futuro de Tailandia pasa por decidir si quiere jugar en favor de los intereses de uno u otro poder; como perla china o como parte del collar de contención norteamericano (postura preferida hasta ahora).
La postura del príncipe Maha Vajiralongkorn es importante a la hora de determinar qué rumbo tomará el país en estas y muchas otras cuestiones, a pesar de que el gobierno recae, hasta la coronación, en el tradicionalista y monárquico general retirado Prem Tinsulanonda. A este respecto, el hecho de que las elecciones tailandesas estuviesen planificadas para el siguiente año puede ser el motivo por el cual Vajiralongkorn ha decidido posponer la coronación hasta la finalización del luto por su padre, de un año de duración, lo que implicaría un retraso de las elecciones hasta 2018.
Dicho esto, para establecer hipótesis válidas sobre el rumbo futuro del país, es primordial analizar las características e inclinaciones del príncipe heredero.
El todavía príncipe Vajiralongkorn es un personaje poco querido por la sociedad tailandesa, que desaprueba una vida de excesos e histrionismo. A pesar de dicha desaprobación, las duras leyes del país protegen a la familia real de cualquier tipo de crítica pública, y el gobierno militar es un seguro para la estabilidad y la continuidad de la monarquía. Más allá de los excesos, Vajiralongkorn es un militar consolidado, con amplia experiencia y con una educación totalmente occidental, lo que tiene implicaciones directas en el devenir nacional.
El escenario más probable para Tailandia, a falta de un análisis más profundo, sería aquel en que Vajiralongkorn utilizará el tiempo del luto por Bhumibol para prolongar el gobierno militar y la estabilidad que de éste brota, así como para afianzar su control sobre el país de cara a asumir la regencia. Además, el corte militarista del nuevo regente seguramente conducirá a un aumento de la presión sobre los grupos extremistas de la región sur; la orientación occidental de Vajiralongkorn mantendrá al país como aliado cercano de Estados Unidos, quizás llegando a aceptar la reapertura de bases militares o la expansión de complejos ya existentes como el USAMC-AFRIMS (centro de investigación médica). Tailandia se afianzará como pieza clave del cinturón de contención de la “nueva ruta de la seda” y se implicará en el desarrollo del proyecto del canal de Kra.
La mayor amenaza para este escenario es el propio Vajiralongkorn, si acaba por trasladar la totalidad o parte de su errática conducta vital a la práctica regente.
Las condiciones actuales parecen conducir a un mantenimiento del status quo, al menos a medio plazo, toda vez que no se debe pasar por alto que el príncipe heredero tiene 64 años.
Thailand, which has a military dictatorship since 2014, faces uncertainty after the death of his revered and long-lived King: Bhumibol Adulyadej.
The strategic challenges that Thailand has to face in the coming years are both internal and external. Internally, the country faces the complicated task of reinstating democracy (although with large military powers), fight against Islamic extremists in the southern region, bordering Muslim Malaysia, and further develop the tourism infrastructure of the country, that today represents more than 10% of Thailand’s economy.
Externally, Thailand is enclaved in the region known as «string of pearls» in the middle of the projected «new silk road» which could be the biggest trade route in history. Thailand aims to build a canal (similar to Suez or Panama) in the isthmus of Kra to compete against the Straits of Malacca as the main transit route for cargo ships, saving up to 1200km of that «new Silk Road «. This situation puts Thailand in the middle of a struggle for economic supremacy between superpowers in a very sensitive region, and the future of Thailand is to decide whether playing for the interests of one or another power; as a Chinese pearl or as part of American containment cordon (the preferred position until today).
The position of Prince Vajiralongkorn is important to determining what course the country will take in these and many other issues, despite the government falls, until the coronation, in the hands of the traditionalist and monarchist retired General Prem Tinsulanonda. In this regard, the fact that the Thai elections were planned for next year may be the reason why Vajiralongkorn has decided to postpone the coronation until the end of mourning for his father, one year, which would mean a delay of the elections until 2018.
Having said that, to establish valid hypothesis about the future course of the country, it is essential to analyse the characteristics and inclinations of the crown prince.
The Prince Vajiralongkorn is an unloved character by Thai society, which disapproves a life of excess and histrionics. Despite such disapproval, the harsh laws protect the royal family from any kind of public criticism, and the military government is an insurance for the stability and the continuity of the monarchy. Beyond the excesses, Vajiralongkorn is a consolidated military, with extensive experience and a fully Western education, which has direct implications for the nation’s future.
The most likely future scenario for Thailand, letting the absence of a deeper analysis pass, would be one in which Vajiralongkorn will use the time of Bhumibol mourning to prolong the military rule and the stability, and to strengthen its control over the country before assuming the regency. In addition, the militarist new regent will surely lead to increase pressure on Islamic extremist groups in the southern region; Western orientation Vajiralongkorn keep the country as a close US ally, perhaps coming to accept the reopening of military bases or the expansion of already existing complexes such as USAMC-AFRIMS (medical research centre). Thailand will be established as a key contention point in the «new silk road» and will make an effort for the development of Kra’s Canal project.
The biggest threat to this scenario is the own Vajiralongkorn, if he finally brings his chaotic behaviour to the regent practice.
The current conditions seem to lead to maintenance of the status quo, at least in the medium term, given that should not be overlooked that the crown prince is 64 years old.
FERNANDO LAMAS MORENO
La verdad es que me parece muy acertado el análisis sobre Tailandia.
Ideas claras y muy acertadas.
Mi más cordial enhorabuena.
Fernando Montoya
Muchas gracias por el feedback. Nos seguiremos esforzando por ofrecer análisis de calidad.
Un cordial saludo.
Fernando Lamas Moreno.