El Movimiento Talibán ha llevado a cabo, esta última semana, varios ataques contra objetivos occidentales, concretamente Estados Unidos y Alemania: un ataque suicida en el aeródromo de Bagram, cerca de la capital, Kabul, en el que murieron cuatro personas; y, el ataque producido dos días antes contra el consulado alemán, por el que seis personas murieron y más de 100 resultaron heridas en la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif.
Aunque según fuentes del país los afectados por el ataque en Mazar-i-Sharif eran principalmente afganos, parece que el Movimiento Talibán está desarrollando estos ataques como represalia de las acciones occidentales en el país. Los ataques perpetrados por el ejército afgano la semana pasada, con apoyo aéreo estadounidense, provocaron la muerte de, al menos 32 civiles en una operación contra un grupo de talibanes que se habían reunido al norte de la ciudad de Kunduz.
El ataque de Bagram es el ataque más importante producido este año contra una instalación de la OTAN en Afganistán donde la Alianza Atlántica mantiene alrededor de 12.000 efectivos (9.800 son estadounidenses) en misión de apoyo y capacitación a las fuerzas afganas.
Quince años después de la invasión estadounidense, los Taliban se han ido fortaleciendo hasta controlar una tercera parte del país, según fuentes estadounidenses. Este avance ha coincidido con el final de la misión de combate de la OTAN, que concluyó el 1 de enero de 2015. Sin embargo, la escalada de la violencia ha motivado al Presidente Obama a alargar la presencia de tropas estadounidenses hasta, al menos 2017.
A Estados Unidos le sobrepasa la idea de que si, tras su retirada de Irak en el año 2011, hubiera dejado a 10.000 soldados como una reserva fiable, haciendo analogía al caso afgano, para mantener la estabilidad en ese país, no hubiera tenido lugar el surgimiento del Estado Islámico como tal. Por ello, se advierte la preocupación de EEUU a que se pueda desarrollar una situación similar en Afganistán: ya hay una franja controlada por el Estado Islámico en la provincia de Nangarhar al sureste de ese país.
The Taliban has carried out several attacks on Western targets, including the United States and Germany: a suicide attack on the Bagram airfield near the capital Kabul, in which four people died, and the two-day attack on the German consulate, in which six people were killed and more than 100 wounded, in the northern city of Mazar-i-Sharif.
Although according to the country’s sources, those affected by the attack in Mazar-i-Sharif were mainly Afghans, it seems that the Taliban Movement is developing these attacks in retaliation for Western actions in the country. The attacks by the Afghan army last week, with US air support, killed at least 32 civilians in an operation against a group of Taliban who had gathered north of the city of Kunduz.
Bagram’s attack is the most significant attack this year on a NATO facility in Afghanistan where the Atlantic Alliance maintains about 12,000 troops (9,800 are Americans) on a mission to support and train Afghan forces. Fifteen years after the US invasion, the Taliban have been strengthened to control a third of the country, according to US sources. This advance coincided with the end of NATO’s combat mission, which ended on January 1, 2015. However, escalating violence has prompted President Obama to extend the presence of US troops to at least 2017 .
The United States goes beyond the idea that if, after its withdrawal from Iraq in 2011, it had left 10,000 soldiers as a reliable reserve, making analogy to the Afghan case, to maintain stability in that country, there would have been no Emergence of the Islamic State as such. Therefore, the US is worried that a similar situation can develop in Afghanistan: there is already a strip controlled by the Islamic State in the province of Nangarhar in the southeast of that country.
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