El Gobierno de Colombia y la organización terrorista FARC alcanzaron la semana pasada un nuevo acuerdo de paz que podría poner fin a 52 años de violencia en caso de que fuese aprobado. Pese a que los dos contendientes llegaron a un primer acuerdo en septiembre, la población de Colombia no votó a favor del acuerdo de paz resultante en un plebiscito que tuvo lugar el pasado octubre. De acuerdo con la CNN[1], el acuerdo fue rechazado por un pequeño margen superior al cincuenta por ciento de los votantes debido a que éstos no consideraban que el acuerdo castigase de forma suficiente a los miembros de las FARC. Además, la BBC[2] establece que el miedo a lo que puede venir también sería un factor relevante en cuanto al voto negativo de la sociedad, así como de la baja tasa de participación, que ha sido sólo de un 38%, siendo la ilegitimidad muy alta.
Ante tal fracaso, el Gobierno de Juan Manuel Santos ha llegado a otro acuerdo de paz con la guerrilla revolucionaria en el que se han modificado y añadido ciertos puntos. Por ejemplo, se ha aumentado la restricción de libertad de aquellos que cometieron crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, la demanda de la parte más conservadora de la sociedad de que se endurezcan las restricciones de libertad es un punto que no puede ser aceptado por las FARC, cuyos miembros no quieren ni oír hablar de la cárcel. Otra de las modificaciones establece que los miembros de las FARC deben declarar todas y cada una de sus posesiones. No obstante los ejemplos citados, el núcleo del acuerdo alcanzado sigue siendo el mismo al que se llegó, y que implica que las FARC se van a convertir en un partido político que contará con 10 parlamentarios en el Congreso (5 en cada cámara) desde 2018 hasta el 2026 tal y como refleja Bloomberg[3].
Sin embargo, esta vez el acuerdo no será votado por la sociedad colombiana ya que es el Parlamento el órgano encargado de tratar el acuerdo según las declaraciones del propio presidente Santos. Es extraño, y así lo refleja una buena parte de la prensa nacional e internacional, que el presidente no permita a sus ciudadanos votar algo que les permitió la vez pasada, en lugar de votarlo en un parlamento en el que su coalición de gobierno tiene la mayoría. Parece que esa es la mejor forma que se ha encontrado para evitar la presión interna de una gruesa parte de la sociedad, de entre las que destacan los conservadores y su líder, el ex presidente Alvaro Úribe, cuya figura ha sido muy importante en el rechazo al antiguo acuerdo, como señala USATODAY[4].
Aunque fuera de Colombia el acuerdo ha sido apoyado por muchas naciones, el intento del Presidente Santos de convertir en democráticas a las FARC por métodos no democráticos podría ser una estrategia para aprobar el acuerdo antes de que la era Obama llegue a su fin y Donald Trump se convierta en Presidente. Así, el Wall Street Journal[5] establece que Santos tiene prisa en aprobar el acuerdo ya que quiere que en seis semanas se apruebe algo que ha costado seis años. Parece entonces que Colombia pueda ser otro de los lugares en los que el apoyo que Estados Unidos daba cese repentinamente, así como es también probable que pase en Cuba con el proceso de apertura de la isla. Por todo ello, no parece que el destino de la América Latina heredera de las políticas socialistas de Chavez sea tan bueno con Trump como lo era con Obama.
The Colombian Government and the terrorist organization FARC reached last week a new peace deal that would stop 52 years of violence in case it is approved. Although the two contenders came to terms in September, the citizens did not approve the resulting deal on a plebiscite that took place in October. According to CNN[1], just a little bit more than a half rejected the deal on that terms as it was not enough to punish those that had attempted against the Colombian society. Moreover, BBC[2] points out that it is also feared what may come in the future (just the 38% of population went to polls, being illegitimacy quite big).
Thus, the Juan Manuel Santos Government has achieved a new deal that varies a bit from the last one as it modifies and includes some points. For instance, the restriction of freedom of those who have killed, tortured and so on has been redefined and it will be more concreted although in any case will be accepted a big change by FARC members as they want to avoid prison. Another point specifies that the FARC members have to declare all its possessions as well. Although these are just two examples of Santos new deal, the core of the agreement has not been changed and the FARC will become a political party from now on and it is going to have ten seats in the Parliament between 2018 and 2026, as Bloomberg[3] establishes.
However, this time deal won´t be voted by Colombians as Santos claimed that the Parliament will be in charge of approve it or not. It is strange, and the national and the international media reflects so, why President Santos will not let people vote this new agreement and it will only be discussed in the Parliament where its government coalition has majority. It seems it is the best way the President has found to avoid internal pressure from society (as they did not support deal) and from the former President Alvaro Uribe, which has done a hard job defending that this new deal is not enough, even when it has been modified to content those conservatives that despise FARC as USATODAY[4] highlights.
Even though the deal has been supported by so many Latin American countries, the President Santos attempt to pass it without counting on people´s opinion could also be a strategy to sign the deal before Donald Trump becomes President. The Wall Street Journal[5] uses this sentence: “Santos panics with the election of Trump” to describe Santos´s hurry to approve the deal as he wants to pass in six weeks something it took six years to achieve. Then, Santos seems aware that Trump is not giving same backing Obama does. Actually, Colombian President is not the only one thinking something is about to change in relation with US policy in Latin America as Trump has claimed it will not support opening process in Cuba. Thus, it seems socialist movements that have always considered Chavez as an idol should not expect same backing they received with Obama under Trumps rule.
JOAN CABRERA ROBLES
[1] Chen, K. (5 October 2016). “Colombians narrowly reject peace deal with the FARC”. CNN. Retrieved from: http://edition.cnn.com/2016/10/02/americas/colombia-farc-peace-deal-vote/
[2] Miranda, B. (3 October 2016). “Las razones por las que el “NO” se impuso en el plebiscito en Colombia”. BBC. Retrieved from: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37537629
[3] Willis, A. (November 2016). “Colombia and FARC rebels give peace a chance – again”. Bloomberg. Retrieved from: http://www.bloomberg.com/news/articles/2016-11-24/colombia-government-and-farc-rebels-give-peace-a-chance-again
[4] AP (23 November 2016). “Colombia, FARC plan to sign peace deal over Uribe objections”. USATODAY. Retrieved from: http://www.usatoday.com/story/news/world/2016/11/22/colombia-farc-new-peace-deal/94311460/
[5] O´Grady, M. (13 November 2016). “Santos Panics with the election of Trump”. The Wall Street Journal. Retrieved from: http://www.wsj.com/articles/santos-panics-with-the-election-of-trump-1479076435
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