Yibuti es una ex-colonia francesa, independiente desde 1977. Tras su independencia, Yibuti estuvo bajo la dictadura autoritaria de Hassan Gouled Aptidon hasta 1999. En este periodo destaca como acontecimiento principal la guerra civil entre las etnias Afar, minoritaria, e Isa (en diferentes periodos entre 1991-2001) que termina con la inclusión de miembros Afar en el gobierno. En 1999 se realizaron las primeras elecciones multipartidistas y ganó Ismail Omar Guelleh, sobrino de Aptidon, que sigue siendo presidente a día de hoy.
Yibuti es un país pobre, desértico y sin recursos, de menos de un millón de habitantes, musulmán (94%) y étnicamente dividido en una mayoría Isa (somalí, 60%) y una minoría Afar (etíope, 35%). Se trata de un país joven, toda vez que más del 50% de la población es menor de 25 años (23.5 años de media), que crece demográficamente a un ritmo anual del 2.18%. Más de la mitad de la población del país vive en la capital.
Yibuti se encuentra en la orilla sur del estrecho de Bab el Mandeb, entre el mar rojo y el Golfo de Adén. Controla, junto con Yemen (orilla norte), el acceso al canal de Suez.
El papel de Yibuti en la geopolítica mundial, que según estos datos poblacionales y económicos podría ser considerado irrisorio a priori, aumenta de importancia exponencialmente cuando se enumeran todas las coyunturas geopolíticas que confluyen en su territorio. Yibuti se encuentra en medio de las disputas comerciales entre China y Occidente, además de estar encastrado en una ubicación geográfica clave que da acceso tanto a los conflictos de África Oriental y Centroáfrica como a los conflictos en la península arábiga.
Para empezar, cabe reseñar que en Yibuti hay bases militares de multitud de países:
- Francia: Ex-potencia colonial, posee Camp Lemonnier desde la independencia yibutiana.
- EEUU: Copropietario de Camp Lemonnier desde 2002 (reformada y ampliada en 2001). Es la única base permanente de EEUU en áfrica, sede del AFRICOM. La base está en el aeropuerto internacional de Yibuti, el único con pista asfaltada del país.
- China: Posee una base de grandes dimensiones, adyacente al puerto de Doraleh, también con importante presencia china (gestionado por la emiratí DP World y por China Merchants Port Holdings Co. Ltd.)
- Italia: También próximo a Camp Lemonnier; BMNS.
- Japón: Aloja permanentemente una fuerza destinada a la lucha contra la piratería, próxima a Camp Lemonnier. Esta base tiene una gran importancia para Japón, que desde la IIGM ve su capacidad de proyección de poder militar seriamente restringida.
- Arabia Saudí (proyectada): Arabia Saudí tiene interés en asegurar el paso de Bab el Mandeb, así como hostigar a los hutíes yemeníes desde el sur.
A continuación, se tratará de listar las principales circunstancias que hacen de Yibuti un enclave tan importante para el orden mundial:
- Nueva ruta de la seda del siglo XXI: Yibuti se encuentra en el tramo final de la versión marítima de la nueva ruta de la seda proyectada por China dentro de sus planes de expansión económica. La base militar china, así como el puerto de Doraleh, ofrecen al gigante asiático la capacidad de proteger sus intereses y contar con un puerto de referencia en la región que les permita lograr la ansiada supremacía comercial. La consecución de los planes comerciales de China[1] es un tema delicado para otras naciones en crecimiento, como India, que ven los movimientos chinos como un “cerco” que les pone en clara desventaja estratégica, tanto económica como militarmente. La proyección de China en África había sido económica hasta este momento, pero la construcción de una base del PLA/PLN[2], sumada a las recientes adquisiciones de reactores navales[3] [4] y el ordenamiento de nuevos portaaviones[5] [6], son síntomas de cambio en el modus operandi de China, puesto que parece estar virando hacia una militarización de su influencia[7] y, en este planteamiento, Yibuti es una pieza clave.
- Comercio mundial de petróleo: Yibuti domina el estrecho de Bab el Mandeb, que es el único acceso al mar rojo y, por ende, la entrada al canal de Suez, por el que pasa gran parte del tráfico mundial de crudo entre Asia y Europa. Además, teniendo en cuenta que las exportaciones de petróleo saudíes han de pasar por Ormuz o Bab el Mandeb, y que Ormuz es un punto caliente en disputa constante con el archienemigo Irán, perder influencia en Bab el Mandeb podría ser catastrófico para la economía saudí (uno de los mayores productores de hidrocarburos). La situación de incertidumbre en Yemen (la otra orilla del estrecho), donde el gobierno pro-saudí combate a hutíes pro-Irán y grupos terroristas suníes, no juega en favor de Arabia Saudí, que encuentra en Bab el Mandeb y, consecuentemente, en Yibuti, su primer anillo de influencia.
- Control de conflictos: Yibuti ofrece una situación geográfica privilegiada para controlar conflictos en la región, como el yemení, razón por la cual Arabia Saudí ha proyectado la construcción de una base militar[8]. Además, ante la inestabilidad de la situación en el cuerno de áfrica, y considerando la presencia de estados inestables y autocráticos (Eritrea) o directamente fallidos (Somalia), la probabilidad de ocurrencia de nuevos conflictos es sensiblemente superior que en otros lugares del mundo.
- Terrorismo y piratería: Al ser un país homogéneamente musulmán (no radical), y contar con una población muy reducida y concentrada (controlada[9]), no es tan buen caldo de cultivo como la mayoría de sus vecinos para la violencia religiosa. De nuevo, su situación geográfica privilegiada ha permitido que las fuerzas occidentales (principalmente EEUU) hostiguen desde Camp Lemonnier a los terroristas en la península arábiga y Somalia (AQPA y Al Shabaab). Así mismo, Yibuti es una buena plataforma desde la que controlar la piratería en el golfo de Adén y todo el cuerno de África.
- Puerto de salida para Etiopía: Al perder Etiopía su salida al mar en la guerra con Eritrea, y teniendo en cuenta que las relaciones entre ambos países son harto complicadas, Yibuti ofrece la posibilidad de ser la vía de acceso al mar de los etíopes. Las relaciones de Etiopía con Yibuti son buenas, y el tráfico de productos etíopes por Yibuti es una oportunidad de comercio para los yibutianos; esto ya es una realidad, toda vez que China ha aprovechado la oportunidad construyendo una línea de ferrocarril de 750Km que conecta directamente Addis Abeba con Dewele, en la frontera yibutiana, cuya administración será conjunta entre etíopes y yibutianos[10].
Éstas son sólo algunas de las realidades actuales que hacen de Yibuti un “pequeño tesoro” geopolítico en el cuerno de África.
Las recientes tensiones diplomáticas entre superpotencias por la instalación de nuevas bases en Yibuti (especialmente la base naval de China en Doraleh y el proyecto de base saudí) son una reacción esperable ante acciones, principalmente de China, que están encaminadas a utilizar Yibuti como pieza fundamental de una estrategia comercial a gran escala. Así mismo, el control del país puede afectar a las relaciones de China, Oriente Medio u Occidente con otros países de la región (quizá futuras potencias regionales) como Etiopía, a la capacidad de control sobre el terrorismo y la piratería (condiciones de seguridad), a la gestión de conflictos geográficamente próximos (Yemen) o a la dinámica mundial del comercio de petróleo. A pesar de estas tensiones, la necesidad de Yibuti de protegerse de su entorno cercano y captar inversión extranjera para desarrollarse facilita la apertura de nuevas bases, la necesidad de Occidente de aumentar las condiciones de seguridad en la zona requiere del mantenimiento del statu quo yibutiano, y las necesidades económicas árabes pasan por el mantenimiento de la ruta del Mar Rojo y la continuidad en las exportaciones de petróleo. Todos tienen interés en permanecer en Yibuti, independientemente de si Yibuti permite la apertura de una base china, saudí o iraní.
En definitiva, si bien es cierto que la lucha por posicionarse en Yibuti ha generado tensiones entre los poderes que tienen intereses en el país, la realidad actual es que la situación favorece el entendimiento puesto que confluyen multitud de objetivos comunes como son la seguridad en el golfo de Adén, la lucha contra el terrorismo, la estabilización de los estados colindantes y la continuidad del comercio de crudo. Esta “victoria” del entendimiento en Yibuti, más allá de las usuales reacciones diplomáticas estereotipadas, es una victoria de China que, amparada en las necesidades de desarrollo, seguridad o estabilidad de terceros países, da otro paso más en la consecución de su plan comercial a largo plazo para el siglo XXI.
En este escenario, la estrategia a largo plazo sale victoriosa frente a las acciones coyunturales.
Djibouti was a French colony, independent since 1977. After independence, Djibouti was under the authoritarian dictatorship of Hassan Gouled Aptidon until 1999. In this period the civil war between Afar minority and Isa started (in different periods between 1991-2001), ending with the inclusion of Afar members in the government structure. In 1999 the first multiparty elections were won by Ismail Omar Guelleh, the nephew of Aptidon, who has been president until today.
Djibouti is a poor, desert and resource-poor country. Having a population of less than one million, the country is Muslim (94%) and is ethnically divided into a majority Isa (Somali 60%) and an Afar minority (Ethiopian 35%). It is a young country, as more than 50% of the population is under 25 years old (23.5 years on average), which grows demographically at an annual rate of 2.18%. More than half of the country’s population lives in the capital.
Djibouti is located on the southern shore of the Bab El Mandeb strait, between the Red Sea and the Gulf of Aden. It controls, along with Yemen (north shore), the access to the Suez Canal.
The role of Djibouti in global geopolitics, which per these population and economic data could be a priori considered derisory, grows exponentially when all the geopolitical conjunctures that come together in its territory are listed. Djibouti is in the midst of trade disputes between China and the West, as well as being embedded in a key geographic location that gives access to both East African and Central African conflicts and conflicts in the Arabian Peninsula.
It should be noted that in Djibouti there are military bases in many countries:
– France: Ex-colonial power, owns Camp Lemonnier since the independence of Djibouti.
– USA: Co-owner of Camp Lemonnier since 2002 (reformed and expanded in 2001). It is the only permanent US base in Africa, AFRICOM headquarters. The base is at the Djibouti International Airport, the only tarmac landing track in the country.
– China: It has a large base, adjacent to the port of Doraleh, also with significant Chinese presence (managed by emirate DP World and China Merchants Port Holdings Co. Ltd.)
– Italy: Also, close to Camp Lemonnier; BMNS.
– Japan: Permanently hosts a force to fight piracy, near Camp Lemonnier. This base is of great importance for Japan, which has seen its capacity of power projection seriously restricted since the Second World War.
– Saudi Arabia (projected): Saudi Arabia has an interest in securing the passage of Bab el Mandeb, as well as harassing Yemeni Houthis from the south.
The following is an attempt to list the main circumstances that make Djibouti a so important enclave for the world order:
- New 21st century silk route: Djibouti is in the final step of the maritime version of the new silk route planned by China within its plans for economic expansion. The Chinese military base, as well as the port of Doraleh, offer the Asian giant the ability to protect its interests and have a port of reference in the region that allows them to achieve the desired commercial supremacy. The achievement of China’s trade plans is a sensitive issue for other growing nations, such as India, which view Chinese movements as a «siege» that puts them at a strategic disadvantage, both economically and militarily. China’s projection in Africa has been economic up to now, but the construction of a PLA / PLN base, coupled with recent acquisitions of naval reactors and the ordering of new aircraft carriers, are symptoms of change in China’s modus operandi, Since it seems to be turning towards a militarization of its influence and, in this approach, Djibouti is a key piece.
- World oil trade: Djibouti dominates the Bab el Mandeb strait, which is the only access to the Red Sea and, therefore, the entry to the Suez Canal, where much of the world’s crude oil trade passes between Asia and Europe. Moreover, bearing in mind that Saudi oil exports must pass through Hormuz or Bab el Mandeb, and that Hormuz is a hot spot in constant dispute with its archenemy Iran, losing influence on Bab el Mandeb could be catastrophic for the Saudi economy (One of the largest producers of hydrocarbons). The situation of uncertainty in Yemen (the other side of the strait), where the pro-Saudi government fights pro-Iran Houthis fighters and Sunni terrorist groups, does not play for Saudi Arabia, which finds in Bab el Mandeb and, consequently, in Djibouti, its first ring of influence.
- Conflict control: Djibouti offers a privileged geographic location to control conflicts in the region, such as the Yemeni one, which is the reason why Saudi Arabia has planned to build a military base. In addition, given the instability of the situation in the Horn of Africa, and considering the presence of unstable and autocratic states (Eritrea) or directly failed states (Somalia), the probability of new conflicts occurring is significantly higher than in other parts of the world.
- Terrorism and piracy: Being a homogenous Muslim country (not radical), and having a very small and concentrated (controlled) population, it is not as good breeding ground for religious violence as most of its neighbours. Once again, its privileged geographic location has allowed Western forces (mainly the US) to harass terrorists in the Arabian Peninsula and Somalia (AQPA and Al Shabaab) from Camp Lemonnier. Also, Djibouti is a good platform to control piracy in the Gulf of Aden and the whole Horn of Africa.
- Port for Ethiopia: Ethiopia lost its way to the sea in the war with Eritrea and, bearing in mind that the relations between both countries are really complicated, Djibouti offers the possibility of being the access road to the sea for the Ethiopians. Ethiopia’s relations with Djibouti are good, and Ethiopian trade in Djibouti is a development opportunity for Djiboutians; This is already a reality, as China has seized the opportunity by building a 750km railway connecting Addis Ababa to Dewele, –on the Djiboutian border– which will be managed jointly by Ethiopians and Djiboutians.
These are just a few of the current realities that make Djibouti a geopolitical «little treasure» in the horn of Africa.
The recent diplomatic tensions between superpowers because of the installation of new bases in Djibouti (especially the Chinese naval base in Doraleh and the Saudi base project) are usual reaction to actions, mainly in China, which are aimed to using Djibouti as a keystone of a large-scale commercial strategy. Likewise, control of the country may affect relations between China, the Middle East and the West with other countries in the region (perhaps future regional powers) such as Ethiopia, control over terrorism and piracy (security conditions), The management of geographically close conflicts (Yemen) or the global dynamics of oil trade. Despite these tensions, Djibouti’s needing to protect itself from its immediate surroundings and to attract foreign investment to develop the country facilitates the opening of new bases, the West’s need to increase security conditions in the area requires the maintenance of the Djiboutian status quo, And Arab economy needs the maintenance of the Red Sea route and the continuity of oil exports. Everyone has an interest in staying in Djibouti, regardless of whether Djibouti allows the opening of a Chinese, Saudi or Iranian base.
Finally, while it is true that the struggle to position in Djibouti has generated tensions between the powers that have interests in the country, the current reality is that the situation favours understanding since there are many common objectives such as security in the Gulf of Aden, the fight against terrorism, the stabilization of neighbouring states and the continuity of the oil trade. This «victory» of understanding in Djibouti, beyond the usual stereotyped diplomatic reactions, is a victory for China that, considering the needs of development, security or stability of third countries, takes another step in the pursuit of its commercial plan in the long term for the 21st century.
In this scenario, the long-term strategy is victorious against short-term actions.
FERNANDO LAMAS MORENO
[1] http://en.ce.cn/Insight/201612/29/t20161229_19239577.shtml
[2] People’s liberation army / People’s liberation navy
[3] SU-35 y Shenyang J-15
[4] http://thediplomat.com/2016/12/china-will-receive-4-su-35-fighter-jets-from-russia/
[5] https://actualidad.rt.com/actualidad/227302-china-presumir-nuevo-portaaviones
[6] Hasta ahora, China daba prioridad a un ejército terrestre (PLA) masivo y bien entrenado/equipado y una fuerza aérea orientada al apoyo terrestre. Estas nuevas adquisiciones modificarán el paradigma de defensa de China y aumentarán considerablemente su capacidad de proyección de la fuerza.
[7] http://spanish.china.org.cn/china/txt/2016-12/06/content_39854240.htm
[8] http://gulfnews.com/news/gulf/saudi-arabia/saudi-military-base-in-djibouti-on-track-1.1940029
[9] https://www.bloomberg.com/features/2016-djibouti/
[10] http://www.railjournal.com/index.php/africa/ethiopia-and-djibouti-to-manage-chinese-railway.html?device=auto
Fernando : me alegro que coincidas conmigo, como no puede ser de otro modo , en tus apreciaciones sobre Djibouti. El primer DBIC sobre este país , lo hice yo y creo que está colgado., en mis tiempos de Consejero del Embajador español en la zona. Todavía me quedan contactos importantes.
Mucho podría hablar de este país. Un saludo cordial. Fernando Montoya
Buenos días D. Fernando, muchas gracias por tomarse el tiempo de comentar mi artículo.
Aprecio mucho que una persona con experiencia in situ valore positivamente el esfuerzo de análisis y síntesis realizado, del mismo modo, agradecería si pudiera referenciarme su DBIC para poder archivar el enlace como fuente de info.
Desde este Think Tank estamos realmente interesados en el desarrollo de la situación en Yibuti y agradeceríamos cualquier aporte que nos pudiera ofrecer al respecto. Le dejo mi correo electrónico a fin de facilitarle una vía de comunicación más personal, un saludo y gracias por seguirnos.