LA MILITARIZACIÓN DE JAPÓN, PERSPECTIVAS DE FUTURO/ Japan’s militarization, future perspectives

japEl otrora Imperio del Sol Naciente ofrece al mundo, tras su cambio radical a raíz de Hiroshima y Nagasaki, una cara amable y civilizada, alejada del militarismo, el expansionismo y la superioridad racial que han perfilado la identidad del Japón desde los albores de la civilización. Este Japón cívico, verde y antinuclear ha sido un fiel aliado de EEUU desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, primero por imposición de sumisión y, posteriormente, por interés frente al auge de las potencias comunistas y sus adláteres menores durante la Guerra Fría, como el gigante económico chino y Corea del Norte. Pero no hemos de obviar que un Japón amable requiere de la concomitancia de dos factores sine qua non:

  1. Un entorno seguro en el que la proyección de poder duro no sea necesaria para asegurar su supervivencia. Dicho “entorno” ha sido propiciado por un padrino poderoso, EEUU, durante los últimos 70 años.
  2. Una relativa estabilidad en cuanto a sus intereses comerciales (exportaciones) y de explotación de recursos (pesqueros, principalmente), que le permitan seguir siendo una de las principales economías del mundo (actualmente la 3ª) y que le permitan mantener el bienestar y el desarrollo de sus ciudadanos. Dicha estabilidad puede verse fácilmente comprometida, toda vez que la economía nipona se encuentra altamente expuesta a la situación económica mundial, debido a su fuerte dependencia de las exportaciones, lo que, sumado a su envejecimiento poblacional, su inflación y la baja productividad de sus Pymes, genera incertidumbre acerca de su desarrollo futuro. A pesar de estas debilidades, actualmente Japón es una economía fuerte que recibe muy buenas calificaciones crediticias[1] y que cuenta con ventajas diferenciales como el hecho de que el 90% de su deuda esté en manos de inversores locales, o el hecho de que el estado tiene una alta tasa de ahorro (cercana al 23% del PIB)[2]

De otro modo, cabe recordar que Japón cumple con las condiciones para dejar de ser un actor pacífico: se trata de un país extremadamente poblado (127 millones de habitantes, densidad de población de 336 habitantes/Km2)[3] [4], con alta dependencia de las relaciones comerciales para su abastecimiento (pobre en recursos[5], solo produce Fe, Pb, Cu, Zn y Carbón[6], y tiene la necesidad de importar materias primas y energía para poder mantener su economía), con una tradición cultural altamente militarista (Bushido) y un fuerte sentimiento de unidad nacional que sigue la línea de otras sociedades asiáticas como la china y que encontró su máxima expresión en el expansionismo que surgió a raíz de la restauración Meiji. Aunque la influencia occidental haya heterogeneizado ligeramente la sociedad nipona, acercándola a Occidente, se debe recordar que Japón ha estado prácticamente aislado de Occidente hasta la mitad del siglo XIX (más de 2000 años), y dicha influencia ha sido superficial.

La necesidad de analizar la posible deriva militarista de Japón tiene sentido cuando se observan las tendencias en la región, empezando por las económicas (previamente comentadas) y siguiendo por las geopolíticas y militares. Japón puede encontrarse, en esta primera mitad del siglo XXI, ante una situación crítica de cambio, en el que salir del paraguas norteamericano sea una necesidad.

A nivel geopolítico, la estrategia comercial china (ya mencionada en previos artículos[7] [8] [9]) y los ligeros cambios observados en su estilo de interacción (más aplicación de poder duro) pueden poner en serios aprietos a la economía nipona, que además ha de enfrentarse a un duro competidor como es Corea del Sur (altamente productivo, paraíso para inversores y protagonista del mercado de la alta tecnología)[10]. Si a la realidad del expansionismo chino, que aumenta en agresividad a lomos del cambio de filosofía de su ejército, le sumamos factores militares como la capacidad bélica o la proyección de la fuerza (adquisición de portaaviones, cazas navales, cazas stealth de 5ª generación, etc.), China está ganando ventaja en la carrera por el dominio del lejano Oriente mientras que Japón sigue siendo altamente dependiente de las capacidades militares de EEUU y, por ende, de sus intereses y políticas.

Al riesgo de ser engullido por el gigante chino y al auge económico surcoreano se suma la amenaza latente de Corea del Norte, que con sus BM25 “Musudan” ya tendría capacidad de alcanzar todo el territorio nacional japonés[11]. Otra cuestión importante a tratar en cuanto a Japón y la realidad del programa nuclear norcoreano es el tipo de reacción posible ante la percepción de una amenaza atómica real, puesto que dicha reacción está estrechamente relacionada (de nuevo) con la actitud que EEUU decida tomar en la región Asia-Pacífico. En el caso de que, como hasta el momento, la defensa de Japón esté asegurada indubitablemente por los EEUU, Japón no tendrá necesidad de desarrollar más sus fuerzas armadas convencionales o de optar por medios alternativos de defensa; la situación podría mantenerse estable incluso a pesar de confirmarse definitivamente los ya sospechados avances determinantes en el programa norcoreano de misiles balísticos, puesto que la potencia militar norteamericana es disuasoria per se. Si, en lugar de apoyar incondicionalmente a Japón, los EEUU deciden reducir costes (como el nuevo presidente electo de los EEUU afirmaba repetidamente en campaña[12], especialmente en lo referente a las tropas desplegadas en Corea del Sur y su coste de mantenimiento[13]), cambiar el peso de sus alianzas en la región o, sencillamente, limitar el apoyo en defensa a Japón, la percepción del riesgo cambiaría de inmediato y Japón se vería abocado a tomar medidas en pro del mantenimiento de su integridad y sus intereses y, llegados a este punto, las opciones sólo serían dos:

  1. Militarización de la sociedad a nivel convencional, emulando en cierto modo a Corea del Sur.
  2. Desarrollo de armas nucleares, toda vez que Japón dispone de toda la tecnología necesaria (para uso civil, avanzado programa espacial activo[14]) y lleva a cabo el proceso de enriquecimiento de uranio[15]. El coste para Japón de producir un arsenal nuclear disuasorio, en tiempo y esfuerzo, sería mínimo (meses) en comparación con otros países, dados su nivel tecnológico y su desarrollo de infraestructuras (se trata del tercer país con mayor número de instalaciones nucleares en el mundo, con 43 centrales operativas, 2 en construcción y 9 proyectadas)[16], pero también es cierto que el trauma de la Segunda Guerra Mundial perdura en el imaginario colectivo japonés y que el desarrollo de un programa nuclear con fines militares sería muy difícil de aceptar por parte de la sociedad nipona.

Si al miedo de quedar relegado a un segundo plano en la región se le suman la necesidad de defenderse ante una incipiente potencia nuclear agresiva y la incertidumbre de estar asociado con unos EEUU que parecen querer cambiar sus relaciones con Japón y Corea del Sur, se puede comprender la deriva militarista del ministro Shinzo Abe, que en el pasado 2016 aprobó controvertidas medidas que permitirán a los soldados japoneses intervenir en el extranjero por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial[17]. Por otra parte, este paso adelante puede ser un gesto hacia EEUU, toda vez que las nuevas leyes aprobadas permitirán a Japón aumentar el nivel de su cooperación militar con EEUU, pudiendo participar directamente en conflictos en apoyo del país norteamericano; ello, sumado a la nueva base estadounidense en Okinawa[18], podría indicar que Japón está tratando de matar dos pájaros de un tiro: aumentar su autonomía, su peso diplomático y su capacidad defensiva a la vez que se hace ver como el aliado valioso y útil que, en el plano militar, no había sido hasta ahora (por trabas constitucionales).

Japón también mantiene una presencia muy alta a nivel internacional por medio de la ONU, siendo el tercer mayor contribuyente económico a las misiones de mantenimiento de la paz del consejo de seguridad[19] (9.68% del total). Dicha presencia es por sí misma una estrategia defensiva, puesto que Japón goza de una muy buena reputación internacional y es uno de los candidatos a ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad si en un futuro se produce una reestructuración del mismo (actualmente es un miembro no permanente, que termina su mandato en 2017)[20]; a pesar de su presencia internacional no se debe dejar de apuntar que, en este aspecto, Corea del Norte es poco sugestionable por acciones exteriores dado que no forma parte de ninguna gran organización internacional.

A modo de conclusión, Japón es un líder regional natural, encorsetado por los acontecimientos históricos de la primera mitad del siglo XX, que apuesta firmemente por la comunidad internacional y la seguridad conjunta, pero cuya situación futura presenta un grado significativo de incertidumbre y una serie de amenazas que requerirán de un cambio en su estatus internacional y en su manera de relacionarse con su entorno. Parte de ese cambio ha de llegar por medio del desarrollo de sus capacidades militares que, desde un punto de vista técnico, no han de ser despreciadas si las condiciones de seguridad empeoran hasta el punto de ser claramente desfavorables y llega el momento de reaccionar. A pesar de ello, el escenario más probable, a falta de análisis más exhaustivos, es aquél en que Japón continuará aumentando su poder militar convencional y modificando sus bases constitucionales a fin de flexibilizar sus mecanismos de actuación y ganar en autonomía. Japón tratará de asegurar su posición en la región a la vez que se convierte en un aliado militarmente útil para EEUU en los conflictos que están por llegar (principalmente en el Mar de la China Meridional), tratando de generar interdependencia en lugar de la actual dependencia unidireccional.


china-japan-navies_0The former Empire of the Rising Sun offers the world, after its radical change subsequent to Hiroshima and Nagasaki, a friendly and civilized face, far away from the militarism, expansionism and racial superiority that have outlined the identity of Japan since the dawn of its civilization. This civic, green and anti-nuclear Japan has been a loyal US ally since the end of World War II, first by imposition of submission and then by real interest, to face the rise of communist powers and their minor partners during the Cold War, such as the Chinese economic giant and North Korea. But we must not forget that a kind Japan requires the concomitance of two factors sine qua non:

  1. A secure environment in which the projection of hard power is not necessary to ensure its survival. Such «secure environment» has been provided by a powerful godfather, the USA, for the last 70 years.
  2. Relative stability, in terms of their commercial (export) and resource (mainly fishing) interests, allowing them to remain as one of the world’s largest economies (currently the third) and to maintain their wellbeing and the wealth of its citizens. This stability can be easily threatened, as the Japanese economy is highly exposed to the global economic situation, due to its strong dependence on exports which, coupled with its population aging, inflation and the low productivity of its SMEs, generates uncertainty about its future development. Despite these weaknesses, Japan is currently a strong economy that receives very good credit ratings and has differential advantages such as the fact that 90% of its debt is held by local investors, or the fact that the state has A high saving rate (close to 23% of GDP)

Otherwise, it should be remembered that Japan meets the requirements to cease to be a peaceful actor: it is an extremely populous country (127 million inhabitants, population density 336 inhabitants/Km2), highly dependent on trade relations for its supply (poor in resources, only produces Fe, Pb, Cu, Zn and Coal, and has the need to import raw materials and energy to maintain its economy), with a highly militaristic cultural tradition (Bushido) and a strong “national unity” feeling that follows the line of other Asian societies, like China, and that found its maximum expression in the aggressive expansionism that arose in the dawn of the Meiji restoration. Although Western influence has slightly heterogenized Japanese society, bringing it closer to the West, it must be remembered that Japan has been virtually isolated from the West until the middle of the XIXth century (over 2000 years), and this influence has been superficial.

The necessity to analyse the possible militaristic drift of Japan makes sense when observing the trends in the region, starting with the economic ones (previously commented) and following the geopolitical and military ones. Japan may find itself facing a critical situation of change in the first half of the XXIth century, in which getting out of the American umbrella would be necessary.

At the geopolitical level, the Chinese commercial strategy (already mentioned in previous articles) and the slight changes observed in its style of interaction (more application of hard power) can put the Japanese economy in serious difficulties, bearing in mind that also has to fight a hard competitor such as South Korea (highly productive, investor’s paradise and high-tech market leader). If to the Chinese expansionism, which increases in aggressiveness on the basis of the change of philosophy of his army, we add military factors such as war capacity or force projection (acquisition of aircraft carriers, naval fighters, 5th generation stealth fighters, Etc.), China is winning the race for the domination of the Far East while Japan remains highly dependent on US military capabilities, and consequently on its interests and policies.

The risk of being swallowed by the Chinese giant and the South Korean economic boom is compounded with the latent threat of North Korea, which with its BM25 «Musudan» would already have the capacity to reach the entire Japanese national territory. Another important issue to address regarding Japan and the North Korea’s nuclear program is the kind reaction to the perception of a real atomic threat, because that reaction is closely (again) related to the attitude that the USA decides to take in the Asia-Pacific region. If Japan’s defence is undoubtedly assured by the United States, Japan will have no need to further develop its conventional armed forces or to opt for alternative means of defence; the situation could remain stable even if the (already suspected) decisive advances in the North Korean ballistic missile program are definitively confirmed, since US military power is deterrent per se. If instead of unconditionally supporting Japan, the US decides to reduce costs (as the new US president-elect repeatedly asserted in his campaign, especially regarding troops deployed in South Korea and its maintenance cost), change the Weight of their alliances in the region or simply limit its defence support to Japan, the perception of risk would change immediately, and Japan would be forced to take measures to maintain its integrity and interests and, at this point, the options would only be two:

  1. Militarization of society at the conventional level, emulating South Korea in a certain way.
  2. Development of nuclear weapons, since Japan has all the necessary technology (for civilian use, an advanced and active space programme) and carries out the uranium enrichment process. The cost of producing a nuclear deterrent arsenal, in time and effort, would be minimal (months) for Japan, compared to other countries, given its technological level and its infrastructure development (third country with the highest number of nuclear facilities in the World, with 43 operational plants, 2 under construction and 9 planned), but it is also true that the trauma of World War II persists in the Japanese collective archetype and that the development of a military-purpose nuclear programme would be very difficult to accept by part of the Japanese society.

The fear of being relegated to the background in the region is mixed by the need to defend itself against an incipient and aggressive nuclear power and the uncertainty of being associated with an ally that seems to want a change in its relations with Japan and South Korea, to understand the militaristic drift of Minister Shinzo Abe, who in the past 2016 approved controversial measures that will allow Japanese soldiers to fight abroad for the first time since the end of World War II. On the other hand, this step forward may be a gesture towards the USA, since the new laws approved will allow Japan to increase the level of its military cooperation with the US, being able to participate directly in conflicts in support of the North American country; This, along with the new USA base in Okinawa, could indicate that Japan is trying to kill two birds with one stone: to increase its autonomy, its diplomatic weight and its defensive capacity while making itself seen as a valuable and useful ally, on the military level, that had not been until now (due to constitutional obstacles).

Japan also maintains a very high international presence through the UN, being the third largest economic contributor to peacekeeping missions of the Security Council (9.68% of the total). Such a presence is in itself a defensive strategy, since Japan enjoys a very good international reputation and is one of the candidates to occupy a permanent seat in the security council if in the future a restructuring of the same one takes place (at the moment it is a Non-permanent member, who ends his mandate in 2017); Despite its international presence, it should be noted that, in this respect, North Korea is not very suggestible for external actions, since it is not part of any large international organization.

As a conclusion, Japan is a natural regional leader, constrained by the historical events of the first half of the twentieth century, firmly committed with the international community and joint security, but whose future situation presents a significant degree of uncertainty and a series of threats that will require a change in their international status and in their way of relation with their environment. Part of this change must come through the development of their military capabilities which, from a technical point of view, should not be neglected if security conditions deteriorate to the point of being clearly unfavourable and comes the time to react. Despite this, the most likely scenario, in the absence of deeper analysis, is that Japan will continue to increase its conventional military power and modify its constitutional bases in order to make its mechanisms of action flexible and gain autonomy. Japan will seek to secure its position in the region while becoming a militarily useful ally for the US in the coming conflicts (mainly in the Southern China Sea), trying to generate interdependence rather than the current unidirectional dependency.

FERNANDO LAMAS MORENO

[1] http://www.tradingeconomics.com/japan/rating

[2] http://www.coface.com/Economic-Studies-and-Country-Risks/Japan

[3] https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/ja.html

[4] http://www.datosmacro.com/demografia/poblacion/japon

[5] https://es.portal.santandertrade.com/analizar-mercados/japon/politica-y-economia

[6] http://www.mapsofworld.com/japan/natural-resource-map.html

[7]https://intelgiasp.com/2016/12/30/la-expansion-maritima-de-china-the-military-maritime-expansion-of-china/

[8]https://intelgiasp.com/2016/12/31/djibuti-un-juego-posicional-djibouti-a-positional-game/

[9]https://intelgiasp.com/2016/11/15/china-escala-en-los-organismos-internacionales/

[10] http://www.icex.es/icex/es/Navegacion-zona-contacto/revista-el-exportador/invertir/REP2015579235.html

[11]https://intelgiasp.com/2016/08/30/la-amenaza-nuclear-de-corea-del-norte-realidad-y-consecuencias-north-koreas-nuclear-threat-reality-and-consequences/

[12]http://es.ipcdigital.com/2016/03/31/trump-si-japon-no-paga-entonces-que-se-proteja-solo-de-corea-del-norte/

[13]http://spanish.yonhapnews.co.kr/news/2016/05/05/0200000000ASP20160505000700883.HTML

[14] http://global.jaxa.jp/projects/past_project/sat.html

[15]http://www.world-nuclear.org/information-library/country-profiles/countries-g-n/japan-nuclear-fuel-cycle.aspx

[16]http://www.world-nuclear.org/information-library/facts-and-figures/world-nuclear-power-reactors-and-uranium-requireme.aspx

[17]http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150716_significado_cambio_militar_japon_ac

[18]http://www.bbc.com/mundo/ultimas_noticias/2015/03/150330_utnot_japon_base_eeuu_okinawa_aw.shtml

[19] http://www.un.org/es/peacekeeping/operations/financing.shtml

[20] http://www.un.org/es/sc/members/

2 thoughts on “LA MILITARIZACIÓN DE JAPÓN, PERSPECTIVAS DE FUTURO/ Japan’s militarization, future perspectives

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