Durante los últimos años, en la lucha por la hegemonía geopolítica regional y religiosa, Irán y Arabia Saudí han encontrado la eclosión directa de la tensión dialéctica que han mantenido durante siglos en la actual guerra de Yemen y, de forma más indirecta, en la guerra de Siria y en las esferas geopolíticas regionales. Un Irán internacionalmente aislado desde la Revolución Islámica de 1979 ha encontrado en el levantamiento de las sanciones económicas impuestas por las Naciones Unidas, Europa y Estados Unidos[1] y con su participación en el conflicto sectario de Siria e Iraq, la oportunidad para arrebatarle el protagonismo regional a Arabia Saudí y trasladar la disputa a otras áreas de combate: la de la influencia geopolítica y económica. No obstante, ante el miedo del desequilibrio regional y un futuro estallido de confrontación mayor entre los dos gigantes, se ha levantado un frente contra Irán que ha unido a países que públicamente se declaraban enemigos; como cabezas de esta nueva “alianza” diplomática se encuentran Israel y Arabia Saudí, seguidos de cerca por Egipto, en su acuerdo con Arabia Saudí mediado por Israel (con quien tiene cada vez mejores relaciones diplomáticas[2]) sobre las islas de Tirán y Sanafir[3][4]; con la creciente amenaza terrorista (Hamás, como extensión de Los Hermanos Musulmanes) y Daesh en el Sinaí, la necesidad atrajo igualmente a dos países vecinos (Israel y Egipto) a encontrar el punto medio del acuerdo.
SITUACIÓN DE INFLUENCIA
A comienzos de este año, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmaba que Irán cumplía con lo impuesto en el acuerdo nuclear firmado en el 2015; gracias a estos pasos fundamentales en el escenario internacional, se espera que el PIB iraní crezca hasta al menos un 5%, según en Fondo Monetario Internacional, y podría aumentar sus exportaciones totales de petróleo a 2’5 millones de barriles al día, tremendo impacto en la economía de su eterno rival: Arabia Saudí. Además, el aliado principal de Irán es Rusia que han llegado a un acuerdo para la producción conjunta de energía nuclear con fines pacíficos y, como se dictaminó esta misma semana por el ministro de petróleo iraní Bijan Namdar Zanganeh, el país eslavo recibirá unos 100.000 barriles al día[5], convirtiéndose así en el principal beneficiario de su crecimiento económico. Por otro lado, esta misma semana se ha confirmado que Irán asumirá la presidencia del Grupo de los 77[6] para el 2017. Su protagonismo dentro de esta unidad de países demuestra su posición de liderazgo dentro de los países en crecimiento político y económico.
Por otro lado, la guerra siria (conflicto civil que inicialmente estalló para arrebatarle a Assad el poder y proceder a un cambio político del país) se ha convertido en la lanzadera de la influencia iraní en la región. La necesidad de defender la estabilidad estatal de Siria y hacer frente al terrorismo en expansión entre las fronteras vulnerables, ha llamado a la presencia dominante de Irán en el escenario de combate y de sus milicias leales; en Irak, el combate al autoproclamado Estado Islámico ha estado protagonizado por las fuerzas suníes kurdas, pero también por las múltiples e ingobernables milicias chiíes que en su posicionamiento aseguran la protección de los intereses de Irán sobre su vecino. La expansión de estas situaciones ha favorecido que Irán consiga su anhelado objetivo de establecer una línea de influencia continua que alcance el Mediterráneo.
FRENTE CONTRA IRÁN
No obstante, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y gracias al avance sostenido en la eliminación física del Daesh en territorio sirio e iraquí, ha movilizado la necesidad de detener el posicionamiento de otra gran amenaza para otros muchos actores regionales. El nuevo presidente de Estados Unidos insistió y sigue remarcando que no permitirá demasiada flexibilidad a Irán al otorgada por una política más aperturista de Obama al verlo como amenaza directa a sus intereses económicos en la región y enemigo principal de su eterno protegido, Israel; la tensión se percibió también en las calles de Irán, cuando en el aniversario de la Revolución islamista la gente se puso a exclamar “¡Muerte a Estados Unidos!”[7].
En la pasada Conferencia de Seguridad celebrada en Múnich[8], Arabia Saudí e Israel sorprendieron al solicitar conjuntamente un frente contra Irán. Ambos países, habituales enemigos pero cercanos en su eterna y compartida rivalidad hacia Irán, condenaron el apoyo de Teherán al gobierno sirio, su intromisión indirecta en los conflictos y el sectarismo regional. El ministro de defensa israelí llamó a los países árabes suníes a cooperar frente a los elementos “radicales” en la región y declaró que “a verdadera división no son judíos contra musulmanes… sino personas moderadas contra personas radicales” [9].
El creciente poder de Irán ha preocupado notablemente a los países vecinos, pero especialmente por su posicionamiento en el terreno militar por parte de sus milicias armadas; el acceso a la política en el Líbano por Hezbollah (actor muy activo en el conflicto sirio) y sus últimas declaraciones en apoyo a Irán como principal enemigo y destructor de Israel ha puesto en marcha las alertas de Israel y Estados Unidos.
SITUATION OF INFLUENCE
Earlier this year, the International Atomic Energy Agency (IAEA) confirmed that Iran complied with the nuclear agreement signed in 2015; Thanks to these fundamental steps on the international stage, Iranian GDP is expected to grow at least 5%, according to the International Monetary Fund, and could increase its total oil exports to 2.5 million barrels a day, a tremendous impact In the economy of its eternal rival: Saudi Arabia. In addition, the main ally of Iran is Russia; both have reached an agreement for the joint production of nuclear energy for peaceful purposes and, as this week was annaunced by the Iranian oil minister Bijan Namdar Zanganeh, the Slavic country will receive about 100,000 barrels per day[5], thus becoming the main beneficiary of its economic growth. On the other hand, this same week it has been confirmed that Iran will assume the presidency of the Group of 77 for the 2017[6]. Its protagonism within this unit of countries demonstrates its position of leadership within the countries in political and economic growth.
On the other hand, the Syrian war (civil conflict that initially erupted to figh Assad and bring a political change in the country) has become the shuttle of Iranian influence in the region. The need to defend Syria’s state stability and to deal with the expanding terrorism among vulnerable borders has called for Iran’s dominant presence on the combat scene and its loyal militias; In Iraq, the fighting against the self-proclaimed Islamic State has been dominated by the Sunni Kurdish forces but also by the multiple and unruly Shiite militias; they ensure the protection of Iran’s interests over its neighbor countries. The expansion of these situations has helped Iran to achieve its desired goal of establishing a continuous line of influence that reaches the Mediterranean.
FRONT AGAINST IRAN
However, with the arrival of Donald Trump to the White House and thanks to the sustained advance in the physical elimination of the Daesh in Syrian and Iraqi territory, has mobilized the need to stop the positioning of another great threat for many other regional players. The new president of the United States insisted and continues emphasizing that he will not allow too much flexibility to Iran granted by a more open policy of Obama to see it as a direct threat to his economic interests in the region and due to it is the main enemy of his eternal protégé, Israel; The tension was also felt in the streets of Iran, when on the anniversary of the Islamist Revolution people began to exclaim «Death to the United States!»{7].
At the last Security Conference held in Munich[8], Saudi Arabia and Israel were surprised to jointly request a front against Iran. Both countries, usual enemies but close in their eternal and shared rivalry towards Iran, condemned Tehran’s support for the Syrian government, its indirect interference in conflicts and regional sectarianism. The Israeli defense minister called on the Sunni Arab countries to cooperate with the «radical» elements in the region and declared that «in a true division they are not Jews against Muslims … but moderate people against radical people»[9].
Iran’s growing power has greatly concerned the neighboring countries, but especially for its position in the military field by its armed militias; Access to politics in Lebanon by Hezbollah (a very active actor in the Syrian conflict) and his latest statements in support of Iran as Israel’s main enemy and destroyer has launched the Israeli and US warnings.
MARTA Gª OUTÓN
[1] Listado de las sanciones económicas: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/01/16/actualidad/1452979959_288773.html
[2] https://intelgiasp.com/2016/07/12/expansion-de-las-relaciones-exteriores-de-israel-expansion-of-the-external-relations-of-israel/
[3] https://intelgiasp.com/2016/04/11/puente-sobre-el-mar-rojo-bridge-over-the-red-sea/
[4] https://www.middleeastmonitor.com/20170213-sisis-leaks-reveal-new-rules-for-understating-egyptian-policies/#.WKInjLCzJpw.twitter
[5] https://www.middleeastmonitor.com/20170221-iran-to-sell-russia-100000-barrels-of-oil-per-day-state-tv/#.WKyzHt6KkDw.twitter
[6] Grupo de países en vías de desarrollo que se apoyan entre ellos para el cumplimiento de las deliberaciones marcadas por la ONU. Actualmente hay 135 países participantes.
[7] http://www.bez.es/707396531/Iran-ensena-dientes-trump.html
[8] https://intelgiasp.com/2017/02/25/la-conferencia-de-seguridad-obligaciones-de-participacion-the-security-conference-obligations-of-participation/
[9] http://arabia.watch/es/sept2014/mainstream/5680/Arabia-Saud%C3%AD-e-Israel-presentan-un-frente-unido-contra-Ir%C3%A1n.html
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