La actual situación de globalización exige una perspectiva estratégica, no sólo para la Administración -en la política, la seguridad y la defensa-, sino también para el ámbito empresarial, ya que los nuevos escenarios de actuación –de donde provienen los principales desafíos- carecen de barreras y de límites espacio-temporales. Se exige, por tanto, responder con esa misma dimensión: interconectividad y proximidad, visión holística, previsión y estrategia, adaptabilidad, oportunidad e inmediatez.
Cada vez más se exige la aplicación y la extensión de la seguridad a más ámbitos del ciudadano –ya que la percepción de vulnerabilidad, incertidumbre, de incapacidad…- prevalece en más situaciones cercanas al ciudadano con respecto a lo que le afectaba de forma inmediata y directa años atrás. Antes de la era de las comunicaciones –expandida al entorno civil y como herramienta de información y conexión global-, la seguridad estaba más asociada a la realidad de la defensa y de la gobernabilidad, de la estabilidad político-social. No obstante, los términos Seguridad y Defensa ya presentas variables más dispares y exigen un tratamiento diferente; ni el ejército ya es el que asume de forma general el mantenimiento de la Seguridad, ni la Seguridad sólo implica la protección y estabilidad de un gobierno y su entorno político-social. Han cambiado las percepciones y, desde luego, el cómo afectan los cambios político sociales y la forma de interactuar con el entorno (y cómo las variables y actuaciones del entorno impactan sobre la realidad más inmediata del ciudadano); ya no existen limitaciones de acción en el campo de la Defensa –el nuevo terreno de combate es el terreno del pensamiento y de la opinión, de la interacción con el ciudadano y la vida urbana- y la Seguridad ya se extiende a la necesidad de responder a una percepción creciente de vulnerabilidad y pérdida de estabilidad y bienestar. Digamos que el ciudadano, acostumbrado a una realidad cada vez más cercana, accesible y especialmente cómoda y adaptable, abarca con ello un mayor entorno de implicación, interacción y de necesidades, lo que hace que su percepción de seguridad –y por tanto de vulnerabilidad- se haya ampliado.
Al final, la percepción de seguridad va sujeta a lo que Maslow señalaba en la escala piramidal de necesidad humana: mientras en algunos países todavía predomina la necesidad de cubrir la seguridad sobre la escala física y de supervivencia (acceso a comida, agua, lugar donde vivir, libertad física…), la seguridad se ha generalizado en la segunda escala –safety-, donde el ciudadano aspira a la estabilidad y el bienestar (propiedad, familia, trabajo, salud…), pero cada vez más (debido a que se han cubierto las principales necesidades alcanzando un estado mayor de bienestar) se exige una respuesta de la seguridad en las escalas últimas –sensación de pertenencia, realización personal…-, ya que en el contexto actual de globalización son esas las que más se están viendo distorsionadas (radicalismo violento, extremismos, falta de liderazgo, populismos, falta de privacidad en las comunicaciones, relativismo…) por el impacto sobre la cuestión de identidad, la realización personal, en la moralidad, la desinformación frente a los hechos reales… Las barreras entre el ámbito público y privado se confunden y se abre el debate entre lo que implica los límites de la Seguridad para garantizar la Libertad, al tiempo que el ciudadano exige cada vez más una mayor y mejor respuesta de la Seguridad al impacto de ese nuevo entorno de acción e influencia sin límites.
Debido a esto, y para responder a las necesidades y los nuevos desafíos provocados por la globalización y los nuevos entornos de interacción, la Seguridad necesita adaptarse y aplicar una perspectiva estratégica a la Administración. Esto implica una estructuración a modo de red, a través de un sistema más dinámico que permita la adaptabilidad, la comunicación, la evaluación… para una respuesta más holística e integrada a las cuestiones más inmediatas y previsibles en el ámbito de la seguridad. Se advierte, entonces, como una forma de incorporarlo al sistema de relación-respuesta de la Administración hacia el ciudadano, comprendiendo las nuevas fronteras, variables y desafíos.
La Administración no puede esperar a ser reactiva, receptora unidireccional de las peticiones sociales cuando ya se ha dado una situación de necesidad, crisis o de emergencia de seguridad. Una perspectiva estratégica supone una actitud proactiva de la Administración –no sólo atender a las necesidades y peticiones del ciudadano en un entorno inmediato- y especialmente predictiva –analizando, comprendiendo y adaptándose a las exigencias, desafíos y direcciones del entorno-. Esto supone extender las redes de conexión e interacción –de la Administración con el ciudadano, de la Administración con el entorno inmediato, de la Administración con el entorno a nivel global-, de análisis y evaluación –que implica estudios de probabilidad e impacto- y de estrategia y prevención –estableciendo planes de acción, planteamiento de escenarios posibles y deseables…- con el fin de responder en el entorno con un enfoque en la oportunidad más que en la amenaza.
The current situation of globalization requires a strategic perspective, not only for the Administration – in politics, security and defense – but also for the business sector, since the new action scenarios -where the main challenges come from a lack of barriers and space-time limits. It is required, therefore, to respond with that same dimension: interconnectivity and proximity, holistic vision, foresight and strategy, adaptability, opportunity and immediacy.
The application and extension of security to more areas of the citizen has been required – since the perception of vulnerability, uncertainty, incapacity … – prevails in more situations close to the citizen with respect to what affected them (immediately and directly) years ago. Before the era of communications -expanded to the civilian environment and as a tool for information and global connection-, security has been more associated with the reality of defense and governability, of political-social stability. However, the terms of Security and Defense already present more disparate variables and require different treatment; neither the Miitary is the one that generally assumes the maintenance of Security, nor does Security only imply the protection and stability of a government and its political-social environment. Perceptions have changed and, of course, how that affect to the political and social environment has changed (how the variables and actions of the environment impact on the most immediate reality of the citizen); there are no longer limitations of action in the field of Defense -the new battlefield is the terrain of thought and opinion, of interaction with the citizen and urban life- and Security already has been extended to the need to respond to a growing perception of vulnerability and loss of stability and well-being. Let’s say that the citizen, accustomed to a reality that is closer, more accessible and especially more comfortable and adaptable than before, thus includes a greater environment of involvement, interaction and needs, have made the perception of security -and therefore of vulnerability- more expanded.
In the end, the perception of security is subject to what Maslow pointed out on the pyramidal scale of human need: while in some countries there is still a need to cover security on the physical scale and survival (access to food, water, physical freedom …), security has been generalized in the second scale -safety-, where the citizen aspires to stability and well-being (property, family, work, health …), but increasingly (due to the fact that they have covered the main needs reaching a greater state of well-being) a security response is required in the last scales -feeling of belonging, personal fulfillment …-, since in the current context of globalization those needs have been the most distorted (violent radicalism, extremism, lack of leadership, populisms, lack of privacy in communications, relativism …) for the impact on identity issue, personal realization, morality, misinformation… The barriers between the public and private are confused and the debate is opened between what implies the limits of security to guarantee freedom, while the citizen demands more and more a greater and better response of the Security to the impact of that new environment of action and influence without limits.
Due to this, and to respond to the needs and to the new challenges caused by globalization and new interactive environments, Security needs to adapt and apply a strategic perspective to the Administration. This implies to be structured as a network, through a more dynamic system that allows adaptability, communication, evaluation … for a more holistic and integrated response to the most immediate and foreseeable issues in the field of security. It is noticed, then, as a way of incorporating it into the relationship-response system of the Administration towards the citizen, that it is needed a better understanding of the new frontiers, variables and challenges.
The Administration can not wait to be reactive, an unidirectional receiver of social requests when there has already been a situation of need, crisis or security emergency. A strategic perspective assumes a proactive attitude of the Administration -not only attending to the needs and requests of the citizen in an immediate environment- and especially predictive -analyzing, understanding and adapting to the demands, challenges and directions of the environment-. This means extending the networks of connection and interaction -of the Administration with the citizen, of the Administration with the immediate environment, of the Administration with the global environment-, of analysis and evaluation -which implies studies of probability and impact- and of strategy and prevention – setting action plans, planning possible and desirable scenarios … – in order to respond in the environment with a focus on the opportunity rather than on the threat.
Marta Gª Outón