Desafío en São Paulo
Con una auscultación de confianza y la presión de una hinchada que siempre sueña con remontadas épicas, River Plate puso rumbo a la mayor ciudad de Brasil. El viernes 24 de septiembre, los dirigidos por Marcelo Gallardo buscaban anular el déficit de 2‑1 sufrido en el partido de ida del 17 de septiembre, cuando Palmeiras venció al conjunto argentino en su propio estadio.
El club argentino llegaba al encuentro tras una racha de 12 partidos sin conocer la derrota en cualquier competición, desde la derrota en la final del Mundial de Clubes contra el Inter de Milán. La fase de grupos la superó sin perder, y en los octavos de final eliminó a Libertad de Paraguay en una tanda de penaltis que mantuvo viva la ilusión de una campaña histórica.
Los jugadores desembarcaron con la mirada puesta en recrear alguna de esas remontadas que han quedado en la memoria de la Copa Libertadores: Gremio en 1995, o la hazaña de Corinthians en 2012. El ambiente en el Allianz Parque estaba cargado de tensión, con los fanáticos brasileños animando a su equipo y los seguidores de River intentando proyectar su energía a través de las pantallas del estadio.
El duelo decisivo y la eliminación
El encuentro se abrió rápidamente cuando Vitor Roque, autor del gol que definió el primer partido, adelantó a Palmeiras con un disparo certero. La defensa riverplatense, aunque ordenada, mostró fisuras bajo la presión brasileña y concedió otro tanto antes del descanso, ampliando la ventaja a 2‑0.
En la segunda mitad, Maximiliano Salas, el delantero que había sido pieza clave en la fase de grupos, logró recortar distancias al anotar el único gol de los visitantes. Sin embargo, el esfuerzo no fue suficiente para cambiar la dinámica del partido.
Los minutos finales trajeron un dramatismo propio de los clásicos de la Conmebol: José López, autor del gol en la ida, tomó un penalti y lo ejecutó con frialdad, sellando el 3‑1 final. La suma de los resultados dejó a Palmeiras con una ventaja de 5‑2 en el global, garantizando su paso a semifinales y despidiendo a River Plate de la contienda.
La eliminación cierra el sueño de un posible quinto título continental para los gigantes argentinos, mientras la directiva y el cuerpo técnico empiezan a planificar la próxima temporada, buscando volver a levantar la Copa Libertadores en un futuro no muy lejano.
