El martes 11 de mayo, un coche bomba estalló contra la policía en Diyarbakir matando a 3 personas. Al día siguiente, detonó un camión que iba cargado de explosivos contra una instalación militar en el distrito turco de Sancaktepe (a unos 25 kilómetros de la ciudad de Diyarbakir, en el sudeste del país), dejando 4 muertos y 22 heridos. Y el jueves 13 de mayo de madrugada, a las 4,50 a.m., también en el sudeste del país (en la provincia montañosa de Hakkari), ocurrió un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad turcas y los militantes del PKK que terminó con la muerte de 6 soldados turcos y de otros dos cuando acudían a su rescate en helicóptero. Sucesivamente le siguió una operación antiterrorista en Viransehir, en una provincia del sudeste (Sanliurfa), ante una alerta de ataque suicida.
Diyarbakir es considerada la capital de los kurdos en Turquía y desde hace varios meses, ante operaciones antiterroristas del gobierno turco, se han advertido multitud de enfrentamientos; de hecho, a finales de marzo, Diyarkabir dejó un escenario igual de impactante con la detonación de un coche bomba contra un autobús policial que se saldó con la muerte de 7 soldados y 27 heridos. Hakkari igualmente es un lugar tradicional de combates entre el PKK y las fuerzas turcas, situado en una provincia montañosa y en la frontera con Irak donde la guerrilla tiene instaladas sus bases militares y donde el grupo se está fortaleciendo gracias a su participación en la guerra contra el Estado Islámico.
El grupo PKK está retomando todos los frentes abiertos en su lucha armada contra el gobierno de Turquía, recuperando el enfrentamiento más allá de la zona urbana, allí donde el combate puede resultar más beneficioso para las unidades kurdas por la geografía de la región, pero especialmente en el sudeste del país, donde el PKK se ha fortalecido mayoritariamente por su participación en la guerra contra el Estado Islámico. Además, se están registrando más ataques con coches bomba.
El país turco, por otro lado, se está debilitando al ser amenazado por diversos frentes: su tradicional lucha contra los kurdos (el PKK y el TAK) –que se está desplazando desde las afueras hasta la zona urbana y la capital-; el Estado Islámico en la frontera con Siria e Irak –el cual ya ha golpeado en las zonas más próximas a sus dominios-; la degradación y radicalización de las medidas políticas de Erdogan para frenar la división y la liberalización social y sobretodo para someter a las poblaciones más polémicas –como Cizre-. Además, ya se han registrado numerosos incidentes de violencia con los refugiados que huyen de la guerra de Siria y se agolpan a las puertas de Turquía.
El país está evolucionando a una situación descontrolada, atacado desde diversos frentes, que puede conducir a una mayor desestabilización por contagio de sus vecinos en guerra y por un mayor recrudecimiento del conflicto interno.
On Tuesday 11 May, a car bomb exploded against the police in Diyarbakir killing 3 people. The next day, a truck that was loaded with explosives detonated against a military installation in the Turkish Sancaktepe district (about 25 kilometers from the city of Diyarbakir, in the southeast of the country), leaving 4 dead and 22 wounded. And on Thursday morning, May 13, at 4.50 am, also in the southeast of the country (in the mountainous province of Hakkari), occurred a clash between Turkish security forces and PKK militants that ended with the death of 6 Turkish soldiers and 2 more when they came to their comrades rescue by helicopter. It was followed by an antiterrorist operation in Viransehir, in a southeastern province (Sanliurfa), due to an alert of suicide attack.
Diyarbakir is considered the capital of the Kurds in Turkey and for several months, due to anti-terrorist operations by the Turkish government, there have been many clashes; in fact, in late March, Diyarkabir left an equally shocking scenario with the detonation of a car bomb against a police bus that resulted in the death of 7 soldiers and 27 wounded. Hakkari also is a traditional place of fighting between the PKK and Turkish forces, located in a mountainous province on the border with Iraq, where the guerrillas have installed their military forces and where the group is strengthening basis through its participation in the war against the Islamic State.
The PKK group is taking up all fronts in its armed struggle against the Turkish government, recovering the confrontation beyond the urban area, where the battle may be more beneficial for Kurdish units by the geography of the region, but especially in the southeast, where the PKK has been strengthened by its participation in the war against the Islamic State. Moreover, they are using more car bombings.
The Turkish country, on the other hand, is weaker, threatened by several fronts: its traditional struggle against the Kurds (the PKK and TAK), which is moving from the suburbs to the urban area and the capital; the Islamic State on the border with Syria and Iraq-which has already hit on the people closest to their domains areas; degradation and radicalization of political measures due to division and social liberalization, especially in the most controversial areas, like Cizre-. In addition, since there have been numerous incidents of violence with refugees fleeing the war in Syria and crowd at the gates of Turkey.
The country is being evolved into an uncontrolled situation, attacked from several fronts, which can lead to further destabilization, caught by its neighbors in war and by the further escalation of the internal conflict.
MARTA Gª OUTÓN
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