ASSAD COMO ÚNICA OPCIÓN/ Assad as the only choice

geneva-assad-supporters-3 Esta semana se ha anunciado la apertura en septiembre de una nueva ventana de negociaciones entre las partes implicadas en la guerra siria. Este anuncio viene precedido del cierre del cerco de las fuerzas gubernamentales a la oposición en su principal bastión: Alepo, ciudad en la cual se ha abierto un corredor humanitario para el paso simbólico de 200 civiles a la zona controlada por el ejército sirio, libre de los bombardeos de la aviación rusa.

La decisión de Rusia de retirar hace meses las tropas terrestres del territorio sirio, manteniendo un apoyo militar constante y decidido desde el aire, ha dado el protagonismo de los avances militares al ejército de Assad. La consistencia del frente unido que conforman Rusia y Siria, sumado a la relativa pérdida de interés de los Estados Unidos en el conflicto y a la necesidad de los países europeos de optar por una solución rápida frente a una solución políticamente coherente con el ideal occidental (motivada por la urgencia que la crisis de los refugiados genera). Este cambio de rumbo de una guerra que parecía abocar al régimen de Assad a un cambio significativo, cuando no a su fin, ha producido una serie de reacciones sutiles en los medios de comunicación occidentales: El otrora dictador asesino de Siria es ahora la menos mala de las soluciones, un cambio de narrativa que deja entrever cual es la más probable conclusión del conflicto: que la oposición será asfixiada hasta verse abocada a aceptar su disolución y la deposición de las armas, y que se mantendrá un relativo status quo en el que Rusia no perderá influencia en la región y Siria mantendrá un sistema parecido, cuando no idéntico, al actual.

El ejército libre de Siria y otros grupos rebeldes no reúnen las condiciones ni los apoyos internacionales necesarios (actualmente más en número que en compromiso con la causa rebelde) para dotar a Siria de la estabilidad que Occidente necesita para controlar el chantaje turco y el auge de sus populismos internos, además, la creciente preocupación mundial generada por la violencia yihadista hace que el apoyo a estos grupos, en los que es difícil separar entre seculares y radicales, esté cada vez peor considerado por la opinión pública. Todos estos factores, sumados al fomento de la imagen de un Assad victorioso y al debilitamiento de DAESH en sus territorios de Siria e Iraq, justifican el cambio de narrativa.

Mirando más allá de la situación local, Rusia está cerca de ganar el pulso en el Levante tras su apoyo sin reservas al que sigue siendo el gobierno legítimo de Siria; Rusia ha reafirmado sus intereses en la región y esta victoria les devuelve de lleno a la cabeza de la sociedad internacional en términos de influencia, lo que podría cambiar su proyección de poder y acabar afectando a las relaciones futuras con sus vecinos, así como a las decisiones con respecto a los territorios actualmente en disputa (Crimea).

En definitiva, la guerra civil Siria parece estar próxima a su fin y el cambio de la narrativa occidental parece estar preparando el terreno para lo que esta o próximas ventanas de negociación pueden suponer: La consolidación del poder de Assad o, en su defecto, del régimen en la figura de algún miembro de su círculo de confianza, lo cual supondría el inicio de la reconstrucción de Siria, la aceleración en la expulsión de DAESH del levante y un aumento de la estabilidad de la región.


998c913d7178b2280ddf67ba66f69a0bThis week the opening of a new negotiation period between the actors implied in the Syrian civil war has been announced. This announcement comes preceded by the closing of the Assad’s army siege over the main opposition bastion: Aleppo, city in which a humanitarian corridor has been opened for 200 civilians to run away from the Russian aviation bombs.

The Russian decision of moving the ground troops away months ago, maintaining a constant and decided military support from above, has given the merit of the military progresses to Assad’s army. The consistence of the unity front conformed by Russia and Syria, added to the relative loss of US interest in the conflict and the European countries necessity of choosing a fast solution instead of a politically coherent solution (motivated by the emergency created by the refugees’ crisis). This change of direction in a war which seemed to condemn Assad’s regime to a significant change, has produced a series of subtle reactions in western’s mass-media: The formerly Syrian killer dictator is now the least bad of the available options, a change in the narrative which let us foresee the most probable conclusion of the conflict: The opposition will be suffocated until being obligated to accept the dissolution and the surrender of the weapons; A relative status quo will be maintained in the region, in which Russia won’t lose influence nor power and Syria will keep a similar government system, if not the same.

The Free Syrian Army and other rebel groups doesn’t have the conditions nor the international supports to give to Syria the stability conditions that the Western nations need to control the Turkish extortion and the rise of their own internal populisms, in addition, the growing global concernment about the jihadist violence makes the support to these kind of groups, in which seculars and radicals are hard to differentiate, a really bad considered option by the public opinion. All these factors, added to the promotion of Assad as a victorious leader and to the weakening of DAESH in their Syrian and Iraqi territories, explain the change in the narrative.

Looking further from the local situation, Russia is close to win the challenge in the Levant after its openly support to the current legitimate govern of Syria; Russia has reaffirmed its interests in the region and this victory bring them back to the top of the international society in terms of influence, and this could change their power projection and finally affecting the future relations with their neighbours, as the decisions about the disputed territories (Crimea).

In conclusion, the Syrian civil war seems to be close to end and the change in the western narrative looks like a preparation for which this or the following negotiation windows could mean: The Assad’s power consolidation or, otherwise, the regime power consolidation in the figure of a trusted man, what could mean the start of Syria’s reconstruction, the expulsion of DAESH from the Levant and a growth of the stability in the region.

FERNANDO LAMAS MORENO

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