EN EL LAGO MALAWI LLEGARON LOS INVERSORES/ In Lake Malawi, investors have arrived!

lake-malawi-dwindling-fish-stocks En el Lago Malawi se dan las condiciones perfectas para que estalle el caos, incremente la criminalidad y se aumenten las agresiones y tensiones sociales.
Ya a finales de agosto, pequeños agricultores se movilizaron contra la jefa local por los casos de corrupción que sucedían en la zona. Los agricultores defendían sus derechos sobre las tierras en las que viven, pues estas iban a ser expropiadas en un proceso que dejaba de lado la transparencia y la compensación.
Recuerdan estas intenciones a lo acontecido en Nigeria a principios de los años 90, cuando la expropiación y la llegada masiva de inversores convirtieron el Delta del Níger en una de las zonas más peligrosas del planeta, donde la lucha entre etnias pasó a un segundo plano, convirtiendo a los inversores y a las empresas en el objetivo principal de los grupos autóctonos ecologistas que surgieron.
Sin embargo, en Malawi han ocurrido ciertos hechos que dejan entrever lo que podría ser un conflicto mucho más cruento. Por un lado, tal y como demuestran las manifestaciones acontecidas, los autóctonos tienen conciencia de participación y lucha en las decisiones que se toman en el ámbito gubernamental. No van a dejar que les expropien, se movilizarán contra ello. Así ha venido sucediendo desde que en 2013 comenzó la ambición de traspasar estas tierras a quienes explotasen sus recursos.
La última movilización se ha producido en Kuluunda, donde 3500 hectáreas iban a ser expropiadas sin que sus dueños recibieran compensación económica o laboral alguna, ni pudieran acceder a la justicia para reclamar estas tierras.
Malawi, al margen del poder gubernamental, presenta una estructura social estratificada, en la que los tradicionales jefes presentan mayor legitimidad que los líderes políticos promovidos por la “democracia”. Este es otro hecho que motiva la hipótesis inicial de aumento de la violencia. Una vez más el asentamiento de la democracia en un país que no cree en ella y, por ende, no la respeta, no hace sino debilitar al país, en detrimento de los pequeños grupos que, a pesar de haber vivido tradicionalmente de esa forma, han de adaptarse a un sistema impuesto en el que los líderes abusan constantemente del poder.
Pero, no es la expropiación lo único que asola la zona del Lago Malawi. La llegada de inversores promueve el debilitamiento de las condiciones, ya escasas, de salud. La creciente actividad minera en el entorno del Lago pone en riesgo la salud y los medios de vida de las comunidades que viven allí. La explotación de carbón y uranio, actividades que llevan a cabo las empresas allí presentes, producen efectos nocivos.
A esto, habría que añadir otra variable que, si bien no puede ser controlada, influye muy directamente en la estabilidad de las zonas. Las estaciones de fuertes lluvias que asolan el país, con sus respectivas inundaciones, combinadas con temporadas de inmensa sequía que somete a la población a la hambruna, convierten esta área en una zona propicia para la propagación de enfermedades como cólera o distintos tipos de fiebres.
Sequía, hambruna y muerte han sido causas más que suficientes para que otros países se alcen contra el gobierno, contribuyendo esto a la aparición de nuevos estados fallidos. Así pasó en el Al- Azawad, cuando los tuareg, víctimas de numerosos periodos de sequía y hambruna, y tras miles de muertes entre su zona, se levantaron contra el gobierno por la parálisis que este había mostrado ante las zonas más marginales.
Si unimos expropiación y llegada masiva de inversores con sequía, hambruna y muerte obtenemos un escenario de lo más común en zonas ricas en recursos en África, y nada alentadores para el panorama político, social o económico.
En definitiva, encontramos en el Lago Malawi un escenario que, por desgracia, está cayendo en los mismos acontecimientos que llevaron a otros países de condiciones similares a la guerra. Sin embargo, Malawi presenta una variable que, aunque a corto plazo benefició a la población local, como son las movilizaciones populares pacíficas, a largo plazo traerán también consecuencias negativas puesto que, al fin y al cabo, el poder reconocido internacionalmente lo ostenta la administración gubernamental, no los líderes tradicionales, y los negocios y los benefactores económicos se manejan desde el mismo gobierno. En un país donde la democracia no está, ni mucho menos legitimada, levantarse contra el gobierno supondrá una represión gubernamental que hará de Malawi un nuevo estado fallido.


1468855507_329917_1471859557_sumario_normalIn Lake Malawi are taking place perfect conditions for chaos, crime, aggression and social tensions.
Since late August, small farmers mobilized against the local chief for corruption cases that happened in the area. Farmers defended their rights over lands where they live, as these were to be expropriated in a process leaving aside the transparency and compensation.
Remember these intentions to that happened in Nigeria in the early 90s, when the expropriation and the massive influx of investors became the Niger Delta one of the most dangerous areas of the world where the struggle between ethnic groups went into the background, making investors and companies the main target of environmentalists’ indigenous groups that emerged.
However, in Malawi certain facts have occurred which suggest that could be a much bloodier conflict. On the one hand, as evidenced the demonstrations that have taken place, indigenous are aware of fighting and participation in the decisions made at government level. They will not let expropriate them, they will mobilize against it. This has been happening since 2013, when the ambition to transfer these lands to exploit their resources began.
The last mobilization has occurred in Kuluunda, where 3500 hectares would be expropriated without their owners receive compensation economic or employment, nor they could access to justice to claim these lands.
Malawi, regardless of governmental power, presents a stratified social structure, in which traditional leaders have more legitimacy than political leaders promoted by «democracy». This is another fact that motivates the initial hypothesis of increased violence. Once again the establishment of democracy in a country that does not believe in it and therefore does not respect, does nothing but weaken the country, to the detriment of small groups, despite having traditionally lived that way, they have to adapt to a tax system that constantly leaders abuse power.
But the expropriation is not the only thing that are plaguing the Lake Malawi. The arrival of investors promotes the weakening of the conditions, and scarce health. The growing mining activity in the vicinity of Lake threatens the health and livelihoods of communities living there. The exploitation of coal and uranium, activities carried out by companies were present, produce harmful effects.
To this, we should add another variable that, if it cannot be controlled well, has a direct influence on the stability of the zones. Stations heavy rains plaguing the country, with their floods, combined with season’s immense drought subjecting the population to famine, make this area a favourable area for the spread of diseases like cholera or different types of fevers.
Drought, famine and death causes have been more than enough for other countries to rise up against the government. That contributes to the emergence of a new failed states. This happened in the Al Azawad, when the Tuareg, that were victims of numerous periods of drought and famine, and after thousands of deaths in his area, rose against the government for the paralysis that this had shown to the more marginal areas.
If we add expropriation and massive influx of investors with drought, famine and death we get a scenario most common in areas rich in resources in Africa, and nothing encouraging for political, social or economic outlook.
In short, we found in Lake Malawi a scenario that, unfortunately, is falling into the same events that led other countries similar to war conditions. However, Malawi has a variable that although short-term benefit to the local population, such as peaceful popular demonstrations, in the long run will bring also negative consequences because, at the end, the power recognized internationally is held by the administration governmental, non-traditional leaders, and business and economic benefactors are operated from the same government. In a country where democracy is not, much less legitimated, rise against the government will be a government crackdown that will make Malawi a new failed state.

PATRICIA JURADO DE LA SANTA

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