El pasado viernes 31 de marzo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó, mediante resolución, la extensión del mandato de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) por periodo de un año. Hasta el momento, las fuerzas armadas congoleñas y la MONUSCO no han sabido defender a la población civil frente a los abusos cometidos por las diversas milicias armadas, pese a que este era el principal de sus mandatos. La misión de la MONUSCO contará a partir de ahora con un máximo de 16.215 efectivos militares, frente a la dotación máxima de 19.815 mantenida desde su establecimiento en el año 2010.
Tanto las Fuerzas de Seguridad de la R.D. del Congo (FFAA, Policía Nacional y Agencia Nacional de Inteligencia) como las diversas milicias armadas están implicadas en numerosos e impunes actos de violación de los Derechos Humanos (ejecuciones sumarias, asesinatos, secuestros, actos de violencia sexual y saqueo de bienes). Estos hechos han sido recientemente denunciados tanto por la ONU como por la UE. Esta última dio un paso más el pasado mes de diciembre, adoptando medidas sancionadoras dirigidas contra diversos cargos de autoridad de la Fuerza Armada congoleñas y contra responsables de Inteligencia. Asimismo, el pasado mes de marzo, los ministros de Asuntos Exteriores de la UE reclamaron a la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Federica Moguerini, la preparación de nuevas sanciones.
La crisis política que vive la República Democrática del Congo estalló en el pasado noviembre, cuando el presidente, Joseph Kabila, declaró su intención de cancelar las elecciones y posponerlas hasta 2018 por “motivos técnicos”. El segundo mandato de Kabila finalizó el pasado 19 de diciembre. Las protestas organizadas por los grupos opositores contrarios a la extensión del segundo mandato de Kabila fueron prohibidas y reprimidas por las autoridades congoleñas, asimismo se induciría un apagón en las redes sociales e internet, vulnerando así el derecho de reunión pacífica y la libertad de expresión. Las protestas fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad mediante un uso excesivo y desproporcionado de la fuerza, asesinando a decenas de manifestantes desarmados (al menos medio centenar entre los días 19 y 20 de diciembre) y deteniendo arbitrariamente a cientos de ellos.
Es destacable el papel jugado por la Iglesia Católica congoleña en la mediación entre el Gobierno, los grupos de la oposición y la sociedad civil. En este sentido, el 31 de diciembre de 2016 se firmaría en Kinshasa un histórico, aunque débil, acuerdo de transición. Si bien el presidente Kabila se mantiene como Jefe de Estado, se compromete a abandonar el cargo, renunciando así a modificar la constitución para optar a un tercer mandato. Joseph Kabila, deberá nombrar como primer ministro a un líder de la oposición, que encabezará un Consejo Nacional de Transición cuya meta será organizar una convocatoria electoral “justa y creíble” para finales del 2017.
Para que dichas elecciones tengan lugar de forma efectiva, será necesaria la colaboración de todos los grupos sociales, su disposición al diálogo y la renuncia de los métodos basados en la violencia. Soló la celebración de elecciones justas y libres podrán alejar al Congo del abismo de la violencia generalizada y la desintegración de un Estado que desde su descolonización no ha conocido la paz.
On Friday, March 31, the United Nations Security Council adopted by resolution the extension of the mandate of the United Nations Stabilization Mission in the Democratic Republic of the Congo (MONUSCO) for a period of one year. So far, the Congolese armed forces and MONUSCO have not been able to defend the civilian population against the abuses committed by the various armed militias, although this was the main mandate. The mission of MONUSCO will now have a maximum of 16,215 military personnel, compared to the maximum endowment of 19,815 maintained since its establishment in 2010.
Both the Security Forces of the R.D. of Congo (Armed Forces, National Police and National Intelligence Agency) and the various armed militias are implicated in numerous and unpunished acts of violation of human rights (summary executions, murders, kidnappings, acts of sexual violence and plundering of property). These events have recently been denounced by both the UN and the EU. The latter took another step last December, adopting sanctions aimed at various positions of authority of the Congolese Armed Forces and against intelligence officials. Also in March, the EU foreign ministers called on the The High Representative of the Union for Foreign Affairs and Security Policy, Federica Moguerini, to prepare new sanctions.
The political crisis in the Democratic Republic of Congo erupted last November, when President Joseph Kabila declared his intention to cancel the elections and postpone them until 2018 for «technical reasons». Kabila’s second term ended on December 19th. Protests organized by opposition groups opposed to the extension of Kabila’s second term were banned and repressed by the Congolese authorities, thus violating the right to peaceful assembly and freedom of expression. The protests were suppressed by the security forces through excessive and disproportionate use of force, killing dozens of unarmed demonstrators (at least half a century between 19 and 20 December) and arbitrarily detaining hundreds of them.
The role played by the Congolese Catholic Church in mediation between the Government, opposition groups and civil society is noteworthy. In this sense, on December 31, 2016, a historic, albeit weak, transitional agreement was signed in Kinshasa. Although President Kabila remains as Head of State, he commits himself to leave the position, thus renouncing to modify the constitution to qualify for a third term. Joseph Kabila, will appoint a leader of the opposition as the prime minister, who will head a National Transitional Council, whose goal will be to organize a «fair and credible» electoral convocation by the end of 2017.
In order for elections to take place effectively, they are necessary the collaboration of all social groups, the predisposition to dialogue and the renunciation of methods based on violence. Only the celebration of fair and free elections could remove the Congo from the abyss of widespread violence and the disintegration of a state that since its decolonization has not known peace.
Antonio Sáenz Peco
https://www.amnesty.org/es/countries/africa/democratic-republic-of-the-congo/report-democratic-republic-of-the-congo/
https://www.hrw.org/es/africa/democratic-republic-congo
http://www.un.org/spanish/News/focus.asp?focusID=12
http://www.un.org/es/peacekeeping/missions/monusco/background.shtml
https://eeas.europa.eu/delegations/dr-congo-kinshasa/search/site/congo_en
https://www.hrw.org/blog-feed/democratic-republic-congo-crisis
http://www.sbs.com.au/news/article/2017/02/02/congos-main-opposition-leader-dies?cx_navSource=related-side-cx#cxrecs_s
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