Argelia es un país frágil y se encuentra amenazado por multitud de problemáticas críticas, cuya cristalización parece demorarse antinaturalmente, manteniendo al país en un estado de tensión irreal, crónica de una muerte anunciada, que podría ser extrapolada a la propia situación de su cabeza de gobierno, un hombre debilitado por la enfermedad, bajo cuyo mando parece que Argelia puede mantenerse todavía estable frente a los envites de radicalismos, independentismos, oposición, crisis económicas y carambolas geopolíticas.
Para comprender semejante afirmación, alrededor de la cual se estructurará este somero análisis, ha de desgranarse la situación actual de Argelia punto por punto. Valorar la magnitud de los retos que el país deberá afrontar en los siguientes años implica necesariamente prestar atención a los problemas más significativos que, hoy día, generan inestabilidad y desconfianza en Argelia, generando un inmejorable caldo de cultivo para el desarrollo de un conflicto violento, ya sea simétrico o asimétrico.
Para empezar, ha de considerarse la situación geográfica y poblacional de Argelia. Se trata de un país enorme, el 10º país del mundo y el 1º de África por superficie, pero con una población de tan sólo 40 millones de habitantes (inferior a la de España), lo que provoca que haya vastas regiones prácticamente despobladas; la práctica totalidad de dicha extensión de terreno está ocupada por el desierto del Sáhara, cuyo tamaño aumenta progresivamente debido a los efectos de la desertización que afecta a la zona del Sahel, y que, además, puede ser atravesado únicamente por cuatro rutas pavimentadas. Estamos, por tanto, ante un país cuya población se concentra en el norte, cerca de la costa, pero cuya principal fuente de riqueza (mineral y de hidrocarburos) se encuentra repartida por todo el país, incluyendo un inhóspito y vasto desierto que, a efectos prácticos, resulta prácticamente imposible de controlar.
Seguridad:
- A nivel interno, Argelia ha de afrontar el auge de los radicalismos y la presencia de a) un núcleo de independentismo tuareg (en el sur) que tiene como foco y santuario el Azawad maliense, y b) un núcleo de radicalismo islámico e independentismo Tamazight en la región meridional de la Cabilia. En lo que respecta exclusivamente al radicalismo islámico, la presencia de MUYAO y AQMI se suma a la influencia que ejercen los contactos transfronterizos con Ansar Ed-Din y la filial libia de DAESH. Es importante recordar que Argelia se encuentra muy próxima a diferentes núcleos de actividad terrorista en África, y que la vecina Libia es, a día de hoy, el mercado de armas más grande del mundo.
- A nivel exterior, las pretensiones de Marruecos sobre el Sáhara (reactivadas en los últimos tiempos[1]) amenazan con provocar un aumento de la tensión entre los dos países. Si Argelia entrase en un periodo de grave inestabilidad, el Polisario podría quedarse sin uno de sus principales valedores internacionales y Marruecos aumentaría la presión sobre el Sáhara Occidental. Una posición firme de Argelia parece necesaria para el mantenimiento de la paz en la región.
Situación de los países vecinos: Argelia está rodeada de países con graves conflictos internos. Al Este, el avispero libio del que hemos realizado otros análisis en este mismo foro. Al sur, el ya mencionado Azawad maliense y el drama nigerino (sequía, hambruna, violencia y terrorismo). La estabilización de la situación en Libia o Mali, podría implicar una salida de agentes desestabilizadores en dirección a Argelia. Si dicho “trasvase” de agentes desestabilizadores se produce en un momento de debilidad del gobierno argelino, las consecuencias podrían ser catastróficas.
Economía: Argelia es uno de los mayores productores de hidrocarburos del mundo, con una producción diaria de 1.400.000 barriles de crudo (19º) y 83 mil millones de metros cúbicos de gas natural (10º)[2]. Además de la producción actual de crudo, gas y sus derivados industriales, Argelia tiene buenas perspectivas de futuro en lo que a hidrocarburos se refiere, especialmente por las posibilidades de explotación de la parte argelina de la cuenca de Taoudeni[3]. A pesar de esta realidad, la explotación de hidrocarburos está gravemente amenazada por la actividad terrorista y, de no diversificarse el país, el aumento de la inestabilidad podría llevar a Argelia a un escenario muy similar al que, a día de hoy, presenciamos en Libia.
A esto debemos añadir que el coste actual de defensa para Argelia es demasiado alto (≈6.3% PIB)[4] como para sanear su deuda[5] pública, y además dicho gasto no se está viendo traducido en unas condiciones de seguridad suficientes. Dicha realidad, a pesar de que el país está creciendo económicamente, ahuyenta la inversión privada y limita dichas posibilidades de crecimiento y, por ende, de desarrollo y estabilidad para Argelia.
Política: Argelia ha sido gobernada por el mismo partido, el FLN, desde la independencia de Francia (1962), y muchos de esos años, concretamente hasta 1991, el FLN fue el único partido legal en el país. El sistema “democrático” argelino se ha mantenido funcional debido a una conveniente mezcla entre la continuidad del actual presidente (desde 1999) y el fraude electoral del que se acusa al gobierno en todas las elecciones, que ha desembocado en uno de los índices de participación democrática más bajos del mundo (apenas un 38% en las últimas legislativas[6]). Sin embargo, el auge del radicalismo islámico y del islamismo político en todos los países árabes, a lomos de un fenómeno bautizado como “revancha de Dios”[7] [8] (Kepel, G., 1995), amenaza con derrumbar el sistema actual en el caso de una democratización real del país tras la muerte (o renuncia) de Bouteflika. Si Argelia continúa siendo gobernada por el FLN, en las mismas condiciones que se presentan actualmente, pero con un líder fuerte, parece que la continuidad del sistema no debería verse amenazada, suponiendo todo ello un impulso para las condiciones de seguridad en la zona.
Retos estratégicos/Conclusiones:
Argelia es un país con unas condiciones geográficas y geopolíticas complicadas. Su riqueza en recursos, su cercanía a diversas zonas de conflicto, la presencia de grupos terroristas bien organizados y su enemistad con el Reino de Marruecos lo convierten en un escenario propicio para el desarrollo de situaciones de inestabilidad que desemboquen en conflictos.
De cara al futuro, la estabilidad de Argelia estará condicionada por la situación tanto de Libia como del Azawad, por lo que uno de los principales retos del país será mejorar el control de sus zonas fronterizas, especialmente en el caso de que la actividad militar francesa en Mali acabe por desplazar el problema del Azawad exclusivamente a territorio argelino.
La inversión en seguridad debe ir acompañada de diversificación económica, a fin de asegurar el desarrollo de Argelia y hacerla menos dependiente tanto de sus propias condiciones de seguridad como de posibles injerencias extranjeras.
Desde un punto de vista político, la debilidad del presidente Bouteflika ha de ser interpretada como inminencia de un cambio de ciclo, y dicho cambio ha de estar cuidadosamente planificado de manera que no implique una apertura democrática del país, lo que, paradójicamente, podría llevar a un ascenso al poder de elementos radicales. Dichas situaciones no son nuevas (Egipto, Libia) y el ejecutivo debería plantear presentar a un sucesor conservador que mantenga la agenda política actual.
Argelia es un país frágil, tocado pero funcional, claramente vulnerable ante el caos que lo rodea. De no afrontar bien los retos que se le avecinan, o de no centrarse la comunidad internacional en el mantenimiento del sistema actual y el desarrollo y diversificación económica del país, no existirá en el mundo un candidato mejor para convertirse en un nuevo “caso Libia”.
Algeria is a fragile country and is threatened by a multitude of critical problems, whose crystallization seems to be unnaturally delayed, keeping the country in a state of unreal tension, a kind of announced death, which could be extrapolated to the situation of its head of government: a man weakened by disease, under whose command seems that Algeria can still be kept stable against the thrust of radicalism, independentism, opposition, economic crises and geopolitical misfortunes.
To understand such an assertion, around which this brief analysis will be structured, the present situation in Algeria should be explored point by point. Assessing the magnitude of the challenges that the country will face in the following years necessarily means paying attention to the most significant problems that currently generate instability and mistrust in Algeria, generating an excellent breeding ground for the development of violent conflicts, either symmetric or asymmetric.
To start with, consider the geographical and populational situation of Algeria. It is a huge country, the 10th country in the world and the first in Africa by area, but with a population of only 40 million inhabitants (lower than Spain), which causes vast regions to be practically uninhabited; Almost all the land is occupied by the Sahara Desert, which is gradually increasing in size because of desertification in the Sahel, and which can only be traversed by four paved routes. We are, therefore, facing a country whose population is concentrated in the north, near the coast, but whose main sources of wealth (mineral and hydrocarbons) are distributed throughout the country, including an inhospitable and vast desert that is practically impossible to control.
Security:
- At the internal level, Algeria should face the rise of radicalism and the presence of a) a core of Tuareg independence (in the south) that has as its focus and sanctuary the Malian Azawad, and b) a core of Islamic radicalism and independentist Tamazight movements at the southern region of Kabylie. As far as Islamic radicalism is concerned, the presence of MUYAO and AQMI is compounded by the influence of cross-border contacts with Ansar Ed-Din and DAESH’s Libyan subsidiary. It is important to remember that Algeria is very close to different cores of terrorist activity in Africa, and that neighbouring Libya is, today, the largest weapons market in the world.
- At the external level, Morocco’s claims about the Western Sahara (recently reactivated) threaten to cause an increase in tension between both countries. If Algeria starts a period of serious instability, the Polisario Front could be left without one of its main international supporters, and Morocco would increase the pressure on Western Sahara. An Algeria strong position seems necessary for the maintenance of equilibrium in the region.
Situation in neighbouring countries: Algeria is surrounded by countries with serious internal conflicts. To the East, the Libyan hornet of which we have done other analysis in this same forum. To the south, the already mentioned Malian Azawad and the Nigerien drama (drought, famine, violence and terrorism). The stabilization of the situation in Libya or Mali could lead to the emergence of destabilizing agents in the direction to Algeria. If such a «transfer» of destabilizing agents occurs in a moment of Algerian government ‘s weakness, the consequences could be catastrophic.
Economy: Algeria is one of the largest producers of hydrocarbons in the world, with daily production of 1,400,000 barrels of crude oil (19º) and 83 billion cubic meters of natural gas (10º). In addition to the current production of crude oil, gas and its industrial derivatives, Algeria has good prospects for hydrocarbons, especially for the exploitation of the Algerian part of the Taoudeni basin. Despite this reality, the exploitation of hydrocarbons is seriously threatened by terrorist activity and, if the country does not diversify, the increase in instability could lead Algeria to a scenario very like the one we are witnessing today in Libya.
To this, we must add that the current cost of defense for Algeria is too high (≈6.3% GDP) to face its public debt, and that expenditure is not being translated into sufficient security conditions. This reality, even though the country is growing economically, dispels private investment and limits such possibilities of growth and, consequently, development and stability for Algeria.
Politics: Algeria has been governed by the same party, the FLN, since the independence of France (1962), and many of those years, specifically until 1991, the FLN was the only legal party in the country. The Algerian «democratic» system has remained functional due to a convenient mix between the continuity of the current president (since 1999) and electoral fraud (accusations) in all elections, which has led to one of the lower democratic participation rates (38% in recent legislative elections) in the world. However, the rise of Islamic radicalism and political Islamism in all Arab countries, under a phenomenon called «God’s revenge» (Kepel, G., 1995), threatens to bring down the present system in the case of an “excessive” democratization of the country after the death (or resignation) of Bouteflika. If Algeria continues to be governed by the FLN, under the same conditions as now, but with a strong leader, it seems that the continuity of the system should not be threatened, meaning this a boost to the security conditions in the area.
Strategic challenges / Conclusions: Algeria is a country with a really complicated geographical and geopolitical conditions. Its wealth of resources, its proximity to various areas of conflict, the abundance of well-organized terrorist groups and its rivalry with the Kingdom of Morocco make it a propitious scenario for the development of situations of instability that lead to conflicts.
Looking ahead, the stability of Algeria will be highly conditioned by the situation of both Libya and Azawad, so one of the main challenges of the country will be to improve the control of its border areas, especially in the case that French military activity in Mali ends to transfer the Azawad problem exclusively to Algerian territory.
Investment in security must be accompanied by economic diversification in order to ensure the development of Algeria and make it less dependent on both its own security conditions and possible foreign interference.
From a political point of view, the weakness of President Bouteflika has to be interpreted as the imminence of a change of cycle, and this change must be carefully planned in a way that does not imply a democratic opening of the country, which, paradoxically, could lead to a rise of radical elements. Such situations are not new (Egypt, Libya) and the government should choose a conservative successor to maintain the current political agenda.
Algeria is fragile, a wounded but functional country, clearly vulnerable to the chaos that surrounds it. If failure to face the challenges ahead, or the international community not focusing on maintaining the current system and the economic development and diversification of the country, there will be no better candidate in the world to become a new «Libya case».
FERNANDO LAMAS MORENO
[1] https://intelgiasp.com/2016/03/06/nuevas-tensiones-entre-marruecos-y-el-sahara-occidentalnew-tensions-between-morocco-and-western-sahara/
[2] https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/ag.html
[3] https://web.archive.org/web/20090224221844/http://www.barakapetroleum.com/mauritania/taoudeni-basin/
[4] http://databank.worldbank.org/data/reports.aspx?source=2&country=DZA
[5] http://data.worldbank.org/country/algeria?view=chart
[6] http://internacional.elpais.com/internacional/2017/05/05/actualidad/1493988857_473447.html
[7] La revancha de Dios – Gilles Kepel (1995)
[8] Choque de civilizaciones – Samuel P. Huntington (1996)
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