Las revueltas en Alhucemas (una población de unos 600.000 habitantes de origen bereber al norte de Marruecos) despertaron hace siete meses, con la muerte injusta de un humilde pescador del Rif (Mouhcine Fikri) que intentó proteger su mercancía confiscada por la policía. Pero los altercados con la autoridad han sido continuos y todos ellos se han recogido en las exigencias llevadas a cabo por los protestantes del Rif: mejoras sociales y económicas en la región y respuesta política a los abusos de la ley.
“Nuestras reivindicaciones son claras: sociales, económicas y culturales. [En el Rif] hay una política de marginación, discriminación y vulneración sistemática de los derechos humanos. Nuestro movimiento surgió para decir basta ya. Queremos que nuestros hijos tengan asistencia sanitaria, que nuestras niñas reciban una educación en aulas de 25 compañeros y no 50, como ahora. Queremos que la mujer rifeña crezca y viva en igualdad de género. Queremos la abolición del decreto de 1958 por el cual se considera Alhucemas una zona militarizada. La gente quiere universidades y un hospital especializado para hacer frente al cáncer, ya que en el Rif tenemos el índice más elevado del país en casos de cáncer”[1], explicó en febrero el “héroe” del Movimiento del Rif.
Las protestas fueron multitudinarias a partir del 12 de mayo, cuando el Rif alzó la voz al grito de «Todos somos Zafzafi» exigiendo un cambio económico. Naser Zafzafi, de protestante a representante del movimiento en el Rif, se encuentra ahora perseguido por la ley condenado por la voz política de los religiosos desde que él interrumpió en un sermón donde se criticaba al Movimiento de protesta de instigar el cisma político-social. El Ministerio de Asuntos Islámicos animó entonces a los imanes a que denuncien a Naser Zafzafi, convirtiéndose de esta forma en un proscrito que atenta contra la estabilidad de Marruecos y el orden religioso al animar a los jóvenes a no silenciar a pesar de la represión gubernamental (que lleva siendo el detonante clave de los principales altercados en el país). Desde entonces, se han registrado unos 37 arrestos, según asociaciones de derechos humanos (con el arresto, de este mismo lunes, de Naser Zafzafi) y aún existen choques contra la policía, mientras que la actuación de extrema seguridad y hostigamiento militarizado se excusa en alusiones a influencias extranjeras y separatismo.
VARIABLES DE LA DESESTABILIZACIÓN:
- Fractura política/social
En Alhucemas, el Partido Autenticidad y Modernidad (cuyo líder político lleva la alcaldía allí y es originario de la zona) consiguió vencer al partido islamista de Partido Justicia y Desarrollo, no obstante, su derrota en las legislativas ha demostrado un claro descenso de la influencia en el Palacio Real. No obstante, el mayor problema es la fractura social y política en la zona del Rif, que no encuentran representación política en el poder, al que llevan viendo en un continuismo sectario y corrupto desde hace años.
Falta de representatividad política: «Los partidos necesitan conectar con las bases. El nuevo paisaje político se ha gestado a través de una élite, antiguos militantes de izquierda, desconectados de sus bases. Eso hace que todo sea frágil», explica Mohatar Mohatar, experto político del Rif[2].
- Celebración del desastre de Annual- héroe rifeño (Abdelkrim)
Las protestas coinciden con la proximidad de la celebración en el Rif de la derrota española en el desastre anual y la ovación a quien fue el héroe rifeño en 1921, Abdlekrim. En julio se espera otra concentración de nivel superior ante el festejo y para el protagonismo de las protestas, una forma de vincular el Movimiento con los periodos heroicos del norte de Marruecos.
- Represión social y militarización
Los protestantes reclaman la anulación del decreto de 1958 que declara la zona de Al Hoceima (Alhucemas) como área militarizada tras estallido de una rebelión, lo que permite la intervención militar para cuestión de seguridad; desde entonces, según los reivindicadores, las fuerzas de seguridad han cometido numerosas infracciones contra los Derechos Humanos. Desde las movilizaciones, se han detenido unas 37 personas violentando sus derechos, explica un rifeño: “Esto está sucediendo a las puertas de Europa. No es solo que hayan detenido a gente pacífica, sino la forma en la que los han detenido, entrando a la fuerza en sus lugares de trabajo y en sus hogares. A Mohamed Jelloul, que pasó cinco años en la cárcel, tras las protestas de la primavera árabe en Alhucemas y salió solo hace un mes, lo detuvieron en un restaurante. Nasser ha tenido que huir y otra gente también ha huido. Es como si en vez de un Movimiento pacífico esto fuera las FARC”[3]. De hecho, es la segunda vez, desde 2005, que Marruecos recurre al ejército para aplicar el orden social, a pesar de que las protestas se han desarrollado sin incidentes.
- Radicalización y ruptura de la seguridad
No obstante, existe un latente temor por parte del gobierno a la expansión de las protestas hasta poderse convertir en insurgencia o posible amparo de movimientos más radicales que puedan desestabilizar el país y despertar el terrorismo o la violencia armada; el alto porcentaje de radicales (muchos, excombatientes o seguidores de ideologías radicales como las del Daesh y Al Qaeda), unas fronteras tan permeables y afectadas por el flujo de personas irregular y el impacto de los conflictos armados vecinos son factores suficientes para que el gobierno de Marruecos vea cualquier indicio de movimiento o cisma como catalizador del desastre.
- Deslegitimación política/religiosa del Movimiento: asociación con separatismo e injerencia extranjera
“No somos separatistas. Tenemos demandas legítimas”, se justifica el líder del Movimiento[4]. La acusación gubernamental contra el Movimiento de que existe injerencia extranjera aportando ayudas económicas, según los protestantes, se apoya en una campaña de deslegitimación, ya que ese dinero que llega a la zona del Rif corresponde a las aportaciones económicas que ceden los familiares que trabajan en el extranjero.
- Crisis económica: petróleo y gas y falta de oportunidades
Marruecos está sufriendo el golpe de la crisis del petróleo, sobre todo en esos dos sectores de los que depende tanto su economía (petróleo y gas). La zona del Rif ha sido una zona que ha demostrado un menor acceso a necesidades básicas, como es la educación y la sanidad, afectada además por el contrabando entre fronteras y la dependencia al cultivo del cannabis, cada vez más perseguido por el gobierno.
No obstante, es importante resaltar que esta fractura político-social se lleva viendo, no solo en Marruecos, sino también en Argelia[5] y más tímidamente en Túnez[6], que observa con temor las protestas que están sucediendo en los países vecinos, ya que la población siente cada vez más apatía para participar en los procesos electorales y una mayor desvinculación de la representatividad política, crítica de los abusos del poder. Con un escenario regional vulnerable, la descomposición de Marruecos y Argelia sería el mayor desastre para la estabilidad, tanto del continente africano como del flanco sur europeo, y puerta libre para la dominación de grupos insurgentes y milicias armadas de la región (como ya ocurre en el Sahel, Libia y amenaza Egipto).
«Our demands are clear: social, economic and cultural. [In the Rif] there is a policy of marginalization, discrimination and systematic violation of human rights. Our movement arose to say enough already. We want our children to have health care, that our girls receive an education in classrooms of 25 colleagues and not 50, as now. We want the female to grow and live in gender equality. We want the abolition of the decree of 1958 by which Alhucemas is considered a militarized zone. People want colleges and a specialized hospital to deal with cancer, since in the Rif we have the highest index of the country in cases of cancer «, explained in February the» hero «of the Rif Movement.
The protests were multitudinous from May 12, when the Rif raised the voice «We are all Zafzafi» demanding an economic change. Naser Zafzafi, from claimant to representative of the movement in the Rif, is now persecuted by the law condemned by the political voice of the religious since he interrupted in a sermon where the protest movement was criticized for instigating the political-social schism. The Ministry of Islamic Affairs then encouraged the imams to denounce Naser Zafzafi, thus becoming an outlaw that undermines the stability of Morocco and the religious order by encouraging young people not to be silent despite government repression ( Which has been the key trigger of the main altercations in the country). Since then, 37 arrests have been reported, according to human rights associations (with Naser Zafzafi’s arrest Monday) and there are still clashes against the police, while extreme security and harassment in the military is excused with allusions to foreign influences and separatism.
MARTA Gª OUTÓN
[1] http://internacional.elpais.com/internacional/2017/05/27/actualidad/1495891345_173931.html?id_externo_rsoc=TW_CC
[2] http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/30/actualidad/1477856648_881744.html
[3] http://internacional.elpais.com/internacional/2017/05/29/actualidad/1496047235_007021.html
[4] https://www.moroccoworldnews.com/2017/05/216675/rif-protest-leader-separatists/
[5] https://intelgiasp.com/2017/05/12/retos-estrategicos-para-una-fragil-argelia-strategic-challenges-for-a-fragile-algeria/
[6] http://arabia.watch/es/sept2014/geopolitica/6192/T%C3%BAnez-teme-disturbios-despu%C3%A9s-de-la-muerte-de-un-manifestante.htm
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