El gobierno marroquí anunció hace dos semanas la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán. La noticia fue transmitida a los medios por el ministro de exteriores marroquí, Naser Burita, el cual apuntó que disponían de “pruebas y datos de que al menos un diplomático de la Embajada de Irán en Argelia ha participado durante al menos dos años como facilitador entre Hizbollah y el Frente Polisario en acciones destinadas a capacitar” a soldados del Frente Polisario “en acciones de guerrilla urbana y ataques contra el Reino de Marruecos”.
Así mismo, explicó que el hecho más grave fue la entrega al Frente Polisario, en el mes de abril, de misiles SAM-9, SAM-11 Y Stella.
El ministro rechazó que la ruptura tenga nada que ver con el contexto sirio ni la situación en Oriente Próximo en general, y recalcó que obedece «a intereses estrictamente bilaterales». Por su parte, Irán y Hezbollah negaron en diferentes comunicados cualquier cooperación con el Frente Polisario mientras que Arabia Saudí aplaudió la iniciativa de Rabat.
El enfrentamiento entre Marruecos y el Frente Polisario tiene una larga historia a la espalda. Transcurridos más de cuarenta años desde que España abandonó el Sahara Occidental, el conflicto planteado por una descolonización precipitada, fruto de las circunstancias de la política española en 1975, coincidiendo con la muerte de Franco, y el contexto internacional, continúa vivo. Ambos rivales luchan por el control de esta zona, caracterizada por un alto valor estratégico.
Según un estudio de la Universidad Externado de Colombia, “además de tener las reservas más grandes de fosfato en el mundo, también cuenta con importantes recursos naturales como hierro, circonio y arena utilizada para la construcción. Asimismo, sus costas cuentan con reservas petroleras considerables y el banco pesquero más importante del mundo”.
Además, este año se le ha incrementado la presión a Marruecos como consecuencia de la decisión del Consejo de Seguridad de acortar la misión para el Referéndum del Sáhara Occidental de Naciones Unidas, creada en 1991. Por ello, en vez de presentar su informe cada año (el cual se presentaba a finales de abril), ahora tendrá que hacer cada seis meses (la siguiente en octubre). Una decisión que algunos analistas marroquíes ven como un incremento de la presión sobre su país para sentarse a negociar.
Sin embargo, y lejos de los conflictos históricos, la ruptura de relaciones se produce días después de dos hechos significativos: el encuentro que tuvieron el rey de Marruecos con el primer ministro libanés y con el rey de Arabia Saudí el pasado 10 de abril en la capital francesa; la amenaza (ahora ya materializada) de Donald Trump de abandonar el pacto nuclear firmado con Irán y la apertura de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén.
Con esto, se puede ver clara que la actuación de Marruecos no se centra sólo en la rivalidad que le enfrenta históricamente con el Frente Polisario, sino en sus intereses políticos para conseguir el apoyo del eje anti-chíi formado por la administración de Trump, Arabia Saudí e Israel. Todos ellos son aliados potenciales o habituales para Marruecos.
En primer lugar, mejorar las relaciones con Estados Unidos tras el frío comienzo de relaciones como consecuencia del apoyo que prestó el rey de Marruecos a la demócrata, Hillary Clinton, en las elecciones de 2016. Esto podría explicar el hecho de que la administración de Trump lleva casi un año y medio sin nombrar un nuevo embajador en Marruecos.
En segundo lugar, la mayor presencia de Israel en África le convierte en el aliado más deseable debido a posibilidad de acceder a tecnología punta israelí, aplicable a la agricultura o a la colaboración/asesoramiento en la lucha contra el terrorismo, como actualmente mantienen el estado hebrero con Kenia. Además, Israel nunca ha ocultado su interés en adquirir un estatus de observador en la Unión Africana.
Y, finalmente, Arabia Saudí. Las relaciones entre el reino wahabita de Arabia Saudita y el reino alauita de Marruecos trascienden lo puramente económico, social, cultural y religioso. Ambos siempre se han informado recíprocamente en las grandes decisiones estratégicas tomadas por uno u otro país. El último ejemplo más cercano fue el ofrecimiento de Marruecos a mediar y solucionar el bloqueo, todavía vigente hoy en día, impuesto por Arabia Saudí y los países del Golfo Pérsico al emirato de Qatar, por su supuesta financiación al terrorismo islámico.
Por tanto, Marruecos se ha sumado al grupo de los países enfrentados al reino persa con el objetivo de buscar el apoyo de dicho eje. Mientras, intenta estabilizar su propio país afectado por las protestas que empezaron hace más de un año y medio en el Rif como consecuencia de la agravamiento de los problemas estructurales de esta región histórica dentro del reino alauita, derivados de unas tierras pobres, el abandono por el gobierno, la falta de oportunidades, la desigualdad social y la desigual distribución de la riqueza, así como la centralidad en la toma de decisiones desde Rabat y unos problemas estructurales que afectan a diferentes regiones de Marruecos.
A pesar de que Marruecos no fue azotada por la Primavera Árabe, las reclamaciones de mayor espacio para la sociedad civil, poco a poco van despertando cada vez más una población que han estado adormilada por la opresión ejercida por su gobierno, y gritan, cada vez más alto, que quieren una vida justa, una ley que se cumpla, el fin de la corrupción impune y un futuro mejor. Como decía Martin Luther King, “la libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor, debe ser demandada por el oprimido”.
The Moroccan government announced two weeks ago the rupture of diplomatic relations with Iran. The news was transmitted to the media by the Moroccan foreign minister, Naser Burita, who noted that they had «evidence and data that at least one diplomat from the Embassy of Iran in Algeria has participated for at least two years as a facilitator between Hizbollah and the Polisario Front in actions aimed at training» soldiers of the Polisario Front «in urban guerrilla actions and attacks against the Kingdom of Morocco«.
Likewise, he explained that the most serious incident was the delivery to the Polisario Front, in the month of April, of SAM-9, SAM-11 and Stella missiles.
The minister rejected that the rupture had nothing to do with the Syrian context or the situation in the Middle East in general, and stressed that it obeys «strictly bilateral interests». For their part, Iran and Hezbollah denied, in different releases, any cooperation with the Polisario Front while Saudi Arabia applauded the Rabat initiative.
The confrontation between Morocco and the Polisario Front has a long history behind it. More than forty years have passed since Spain left Western Sahara, the conflict posed by a hasty decolonization, fruit of the circumstances of Spanish politics in 1975, coinciding with the death of Franco, and the international context, continues alive. Both rivals fight for control of this area, characterized by a high strategic value.
According to a study by the Externado University of Colombia, «besides having the largest reserves of phosphate in the world, it also has important natural resources such as iron, zirconium and sand used for construction. Also, its coasts have considerable oil reserves and the most important fishing bank in the world «.
In addition, this year the pressure on Morocco has increased as a result of the decision of the Security Council to shorten the mission for the United Nations Referendum on Western Sahara, created in 1991. For it, instead of presenting his report every year (which was appearing at the end of April), now it will have to do every six months (the following one in October). A decision that some Moroccan analysts see as an increase of the pressure on his country to sit down to negotiating.
However, and far from the historical conflicts, the rupture of relations takes place days after three significant events: the meeting that the King of Morocco had with the Lebanese Prime Minister and with the King of Saudi Arabia on April 10 at the French capital ; the threat (now materialized) of Donald Trump to abandon the nuclear pact signed with Iran and the opening of the new embassy of the United States in Jerusalem.
With this, it can be seen clearly that Morocco’s action is not only focused on the rivalry that confronts it historically with the Polisario Front, but also on its political interests to get the support of the anti- Shi’i axis formed by the administration of Trump, Arabia Saudi and Israel. All of them are potential or habitual allies for Morocco.
First, improve relations with the United States after the cold start of relations because of the support given by the King of Morocco to the Democrat, Hillary Clinton, in the 2016 elections. This could explain the fact that the Trump administration It has been almost a year and a half without appointing a new ambassador to Morocco.
Secondly, the greater presence of Israel in Africa makes it the most desirable ally due to the possibility of accessing cutting-edge Israeli technology, applicable to agriculture or collaboration/advice in the fight against terrorism, as they currently maintain the Jewish state. with Kenya. In addition, Israel has never hidden its interest in acquiring observer status in the African Union.
And, finally, Saudi Arabia. The relations between the Wahhabi kingdom of Saudi Arabia and the Alawite kingdom of Morocco transcend the purely economic, social, cultural and religious. Both have always been reciprocally informed in the major strategic decisions taken by one or the other country. The last closest example was Morocco’s offer to mediate and solve the blockade, still in force today, imposed by Saudi Arabia and the Persian Gulf countries on the emirate of Qatar, for its alleged financing of Islamic terrorism.
Therefore, Morocco has joined the group of countries facing the Persian kingdom with the aim of seeking the support of this axis. Meanwhile, it tries to stabilize its own country affected by the protests that began more than a year and a half ago in the Rif as a consequence of the aggravation of the structural problems of this historic region within the Alawi kingdom, derived from poor lands, the abandonment by the government, the lack of opportunities, social inequality and the unequal distribution of wealth, as well as the centrality in decision making from Rabat and structural problems that affect different regions of Morocco.
Although Morocco was not hit by the Arab Spring, the claims of more space for civil society, little by little they are awakening more and more a population that have been drowsed by the oppression exerted by their government, and they shout, every time higher, who want a just life, a law that is fulfilled, the end of impunity and a better future. As Martin Luther King said, «freedom is never given voluntarily by the oppressor, it must be demanded by the oppressed«.
MARTA E. MOLINA
SOURCES