El pasado 2 de abril, Estados Unidos desplegó sus tropas en Somalia. Era la primera vez que soldados estadounidenses dejaban Yibuti, su guarida en el Cuerno de África, y se adentraban al que fue escenario del famoso derribo del Black Hawk. Este despliegue supone la participación estadounidense en la Misión de la Unión Africana para Somalia (AMISOM)[1], que versará sobre el adiestramiento de tropas y la ayuda interesada de reforzar en el poder a “Farmajo”, el recién elegido presidente que, además, comparte la nacionalidad estadounidense haciendo alarde de una doble nacionalidad muy curiosa en Somalia.
Sin embargo, solo hay una razón por la que Estados Unidos despliega tropas en escenarios bélicos con tan poca probabilidad de éxito: ganar terreno ante un enemigo. China.
Aunque la comunicación estratégica mantiene a Rusia en el discurso del mundo bipolarizado que presenta a Estados Unidos como estado hegemónico necesario para el mantenimiento del orden mundial, la verdadera política exterior norteamericana, siempre unida a la capacidad defensiva del gran país, enfrenta a Estados Unidos con China.
Es cierto que en las últimas semanas Corea del Norte ha ganado protagonismo frente a una Rusia que por el momento parece inofensiva. Sin embargo, la ambición nuclear norcoreana no parece sino un riesgo a largo plazo. China está ganando aquí y ahora. África, territorio de colonias, recursos y, en definitiva, dinero, se ha mantenido a la sombra de los acontecimientos del siglo XXI. Cegadas por Afganistán, Irak, Yemen y Siria, las guerras africanas, recientes y vigentes, han sido aprovechadas por China para aumentar su área de influencia mundial y, como si de una “guerra fría” se tratara, adquirir legitimación entre una población que aún guarda rencor a Occidente.
Pero situando el foco únicamente en el Cuerno de África, China se ha encargado de construir infraestructuras ferroviarias, hacerse con el mercado tecnológico de la zona, ganarse a los piratas somalíes y conquistas los puertos que, hasta la fecha, eran imposibles y habían obligado a varios países a enviar tropas con el único objetivo de hacerse con ese mercado.
Desplegándose en Yibuti, como Estados Unidos, China llegó al Cuerno de África. Frente a la militarización americana, la guerra híbrida que enseguida ha posicionado a China como, si no vencedora, aventajada, ha sido la inversión. Mientras Estados Unidos utilizó su posición estratégico- militar para acceder a Yemen, China comenzó a modernizar Etiopía. La diferencia entre ambas actuaciones, lejos de juzgarse como buenas o malas, pasa por la legitimidad que cada país consiguió entre la población. El discurso populista en política exterior es casi más importante en política nacional, y la legitimidad de los demás es lo que te da renombre en el panorama mundial.
El renacer de la “nueva ruta de la seda” acelerado por el ferrocarril que China está construyendo para unir Etiopía con Yibuti, unido al control que China ejerce sobre África Occidental debido a esta estrategia que se describe, ha acelerado la participación militar de Estados Unidos en Somalia.
Si bien es cierto que en esa zona las relaciones entre los países no facilitan el progreso económico, y la situación terrorista de Al Shabaab hace ver que lo militar es prioritario, lo cierto es que China ha conseguido llegar a las mismas zonas en las que personal humanitario, otros civiles y soldados llevan muriendo años.
Lejos de intereses estratégico- militares, la economía vuelve a ser protagonista del que cada vez tiene más probabilidad de ser el escenario de una gran guerra.
Recordad que la Guerra Fría se llamó así porque no fue un enfrentamiento directo entre ambos países, pero tanto Rusia como Estados Unidos mantenían Vietnam y Afganistán como escenario de confrontación directa.
Sí. África albergará el verdadero conflicto internacional en el que Estados Unidos y China competirán por el liderazgo mundial. Sin embargo, es África. Nadie hablará de este conflicto, igual que no se ha hablado de estas primeras batallas, que ya se han librado.
On April 2nd, the United States deployed its troops in Somalia. It was the first time that US soldiers had left Djibouti, their lair in the Horn of Africa, to enter to the scene of the famous Black Hawk demolition.
This deployment involves US involvement in the African Union Mission for Somalia (AMISOM), which will focus on troop training and interested aid to strengthen «Farmajo», the newly elected president who also shares the American nationality flaunting a very curious double nationality in Somalia.
However, there is only one reason why the United States deploys troops in warlike settings with so little chance of success: gaining ground against an enemy. China.
Although strategic communication maintains Russia in the discourse of the bipolarized world that presents the United States as a hegemonic state necessary for the maintenance of the world order, the true American foreign policy, always united with the defensive capacity of the great country, faces the United States with China.
It is true that in recent weeks North Korea has gained prominence against a Russia that for now seems harmless. However, North Korean nuclear ambition seems to be only a long-term risk. China is winning here and now.
Africa, territory of colonies, resources and, ultimately, money, has been kept in the shadow of the events of the 21st century. Blinded by Afghanistan, Iraq, Yemen and Syria, the recent and current African wars have been used by China to increase its global area of influence and, as if it were a «cold war», to gain legitimacy among a population that still has a grudge against the West.
But by focusing solely on the Horn of Africa, China has been responsible for building rail infrastructure, seizing the area’s technological market, gaining Somali pirates, and conquering ports which, to date, were impossible and had forced Several countries to send troops with the sole aim of getting that market.
Deployed in Djibouti, as the United States, China arrived in the Horn of Africa. In the face of the American militarization, the hybrid war that has immediately positioned China as, if not winning, advantageous, has been the investment. While the United States used its strategic-military position to access Yemen, China began to modernize Ethiopia. The difference between the two actions, far from being judged as good or bad, goes through the legitimacy that each country achieved among the population. The populist discourse on foreign policy is almost more important in national politics, and the legitimacy of others is what gives you a reputation on the world stage.
The rebirth of China’s railroad-accelerated «new silk route» to build Ethiopia with Djibouti, coupled with China’s control of West Africa because of this described strategy, has accelerated US military involvement In Somalia.
While it is true that relations between countries do not facilitate economic progress, and Al-Shabaab’s terrorist situation shows that the military is a priority, the fact is that China has managed to reach the same areas where personnel Humanitarian, other civilians and soldiers have been dying for years.
Far from strategic-military interests, the economy returns to be the protagonist of the one that is more and more likely to be the scene of a great war.
Remember that the cold war was so named because it was not a direct confrontation between the two countries, but both Russia and the United States maintained Vietnam and Afghanistan as a scenario of direct confrontation.
Africa will host the real international conflict in which the United States and China will compete for world leadership. However, it is Africa. No one will talk about this conflict, just as we have not talked about these first battles, which have already been fought.
PATRICIA JURADO DE LA SANTA
[1] Información disponible en web: http://amisom-au.org/